domingo, 10 de mayo de 2015

LAS TAREAS ESCOLARES EN LA ETAPA PRIMARIA.


Las tareas escolares en la etapa primaria han suscitado mucha polémica en las últimas décadas. Especialmente padres y profesores se sumergen en este debate en el que ambas opiniones parecen estar respaldadas por las ciencias afines a la educación. Surgen por tanto varias preguntas de difícil respuesta: ¿Tareas escolares sí o no?, ¿Si les ponemos deberes cuál es la cantidad justa? ¿Qué tipo de ejercicios debemos escoger para las tareas?...

Especialmente los padres de los niños se sitúan en posiciones "anti-deberes", alegando argumentos tales como los niños no tienen tiempo de disfrutar, se pasan muchas horas en clase como para seguir estudiando por las tardes o ya casi no puedo pasar tiempo con ellos porque están muy atareados. Entre todos estos argumentos suele primar uno que me gustaría resaltar para mi reflexión, que es el siguiente: los deberes dan mucho trabajo, tengo que discutir con él para que los haga, sentarme con él para hacerlos, corregirlos, y ni qué decir tiene cuando se trata de trabajos, que directamente los hago yo.

Ahora analicemos un poco la postura mayoritaria de los profesores. En general los motivos que se suelen aportar para estas tareas van desde el escaso tiempo del que se dispone en las clases para dar un número de contenidos amplísimo o el hecho de que los niños han de crear unos hábitos de tareas y estudios que les serán de vital importancia a la hora de entrar en la etapa de educación secundaria obligatoria.

Bajo mi punto de vista ambas partes tienen un punto de razón que no se les puede quitar, por lo que mi postura final es deberes sí, pero con criterio.

Los deberes en realidad sólo son actividades didácticas de autoaprendizaje que han de servirle al niño para gestionar su propio aprendizaje, ser responsable de él y asumir las consecuencias de no haberlo hecho correctamente. A partir de esta definición, se hace obvio que los padres deben darles libertad a los niños en sus tareas y dejar que sean los maestros los que corrijan las actividades y los que marquen las consecuencias de no haberlo hecho.

Por otro lado estas actividades de auto-aprendizaje no deben ser meramente ejercicios sacados del libro, ni deben ser diarios, costosos y largos. Deben ser actividades planeadas detenidamente y que supongan un verdadero reto cognitivo para el niño. Estas actividades han de ir encaminadas al descubrimiento de conocimientos nuevos, de la investigación de  cosas realmente interesantes para el chico y en las que haya cabida para la originalidad y la creatividad. El problema que esto supone es el hecho de que este tipo de ejercicios terminan en su mayoría siendo realizados por padres o profesores particulares, lo que dificulta enormemente el proceso de aprendizaje en esta tarea.

Si ambas partes consiguiesen llegar a este punto en el que las tareas son esporádicas y debidamente planificadas y los padres les diesen a los niños la libertad y autonomía para realizar sus propios deberes seguramente esta polémica terminaría siendo subsanada en gran medida.

SILVIA RAMOS GARCÍA. 
2ºA MAGISTERIO PRIMARIA.

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