Un día, en una de las clases de educación y sociedad, se trató el tema de la sociedad y los cambios que se han producido en esta y en otros ámbitos como la educación.
Después de trabajar la teoría de este tema en clase, nos mandaron una práctica que consistiría en realizar una entrevista a alguien que admiremos para que nos explicara los cambios que ha visto más relevantes en la sociedad y su propia experiencia frente a estos en diferentes ámbitos como son la educación.
Fue una práctica que me gustó mucho hacer, ya que me pareció muy interesante conocer las experiencias de mi abuela y mi madre sobre estos cambios y saber cómo superaron las diversas dificultades que se les presentaron. Siempre hemos escuchado que la educación antes era más dura, pero conocer dos historias reales sobre este tema hizo que me concienciase sobre esto y que valorase la suerte que he tenido de poder acceder a una educación de calidad durante todo mi desarrollo.
En la actualidad es impensable sacar a un niño de la escuela para ponerlo a trabajar y ganar dinero para mantener a su familia, pero mi abuela y mi madre me dijeron que esto en la sociedad de antes era muy común. Esto ocurría porque la educación era solo para las familias que tenían un nivel socioeconómico alto y aquellas que no pudiesen pagarla terminaban sacando a sus hijos de la escuela y poniéndolos a trabajar.
Después de conocer las experiencias de mi abuela y mi madre, considero que la educación ha mejorado pero la sociedad no del todo.
La educación se ha convertido en un derecho al que todos deben poder acceder. Además, a esto se suma que ahora se intentan ofrecer las mismas oportunidades a los alumnos para que todos se sientan incluidos y cómodos en el grupo. En los centros educativos, el niño es el principal encargado de su aprendizaje y la maestra está para ayudarle durante todo este proceso de aprendizaje y desarrollo.
Antes, la encargada de dar las órdenes era la maestra y los alumnos tenían que seguir esas instrucciones sin quejarse porque si lo hacían podían recibir castigos muy estrictos que a veces incluían golpes.
En cuanto a la sociedad, creo que hemos evolucionado, pero no mejorado del todo, ya que se siguen viendo comportamientos o ideologías que atacan a los derechos fundamentales de las personas.
En conclusión, esta práctica me ayudó a ver y conocer los diferentes cambios que se produjeron en la sociedad y en algunos sectores importantes como la educación. Aunque en este ámbito hemos mejorado, la sociedad debe mejorar también, pero va muy despacio. Por eso, como futuras educadoras, tenemos un papel muy importante porque debemos fomentar buenas conductas y valores como el respeto y la tolerancia, entre otros.
Sara Merino García-Tapetado. 2º Educación Infantil
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