¿Cuántas veces se ha discutido en el ámbito educativo sobre la asignatura de Religión y su aplicación en las aulas?
Tras largos debates se ha consensuado que en la enseñanza pública los padres de los alumnos podrán elegir entre la asignatura de Religión o Valores Sociales y Cívicos a lo largo de su escolarización. Sin embargo, esta es una decisión que repercute tanto en la educación y formación integral del alumno como en la sociedad, pues la religión se vive en un ámbito social concreto, es decir, es un aspecto que forma parte del mundo en el que vivimos, y por otro lado, la formación de una persona nunca será completa si no busca el sentido profundo de las cosas.
En España se formaliza la educación religiosa católica debido a que el Catolicismo es la religión predominante en nuestro país. Es importante destacar también que un 18,4% de las escuelas en España son católicas y que dentro de la Iglesia siempre ha habido diferentes congregaciones que se han dedicado por entero a la educación.
Desde pequeña he sido educada en un ámbito católico, tanto dentro de mi familia como en el colegio. Mis padres quisieron fomentar mi fe desde el principio y se preocuparon de llevarme a un colegio donde se continuara dicha educación. A mí siempre me había parecido lo más normal del mundo porque, además de acudir a las clases de Religión, teníamos otras muchas celebraciones: íbamos a misa durante el curso, celebrábamos la fiesta de santos importantes, llevábamos flores a María y muchas otras cosas más. Sin embargo, tenía amigos que iban a otros colegios y que no solo podían escoger no acudir a clase de religión, sino que además no le daban ninguna importancia a este aspecto.
Es por esto por lo que quiero reflexionar sobre este tema, desdeñado por muchas personas y tachado de poco relevante en la educación de los niños y jóvenes.
Hace unos años, la Conferencia Episcopal Española lanzó una campaña que llevaba por título "Una asignatura apasionante", y así he querido yo llamar a mi artículo, ya que es esa asignatura de la que estoy hablando.
El objetivo de esta campaña fueron los jóvenes, a los que se les animaba a apuntarse a la asignatura de religión y descubrir lo apasionante que podía llegar a ser. En el vídeo vemos como aparece un profesor que entra en un aula de bachillerato y que lo primero que hace es aclarar que no cambiaría su trabajo por nada del mundo. Esto provoca una reacción en los alumnos, los cuales van interesándose más en la asignatura a medida que el profesor va hablando y despertando su interés. Es, por tanto, un claro ejemplo de la riqueza de la Religión en el ámbito educativo, ya que muchas personas lo ven como una catequesis, pero no saben que la formación religiosa escolar complementa la formación del alumno para que esta sea íntegra y completa.
Este vídeo alcanzó muchas visualizaciones pero la realidad es que cada vez hay menos alumnos que optan por la elección de Religión en su plan educativo. Este es un mensaje para los maestros: ¡Hagamos de la Religión una enseñanza apasionante!
Teresa García Serrano
2ºB Magisterio Educación Primaria
Facultad de Educación - Toledo
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