Desde que somos niños soñamos con nuestro trabajo ideal. Todos hemos jugado a ser mayores y simular tener un trabajo y desde entonces queremos cumplirlo e incluso orientamos nuestros estudios con el fin de llegar a esa meta que muchos desde pequeños nos hemos marcado. Pero ¿y si mi trabajo soñado no requiere formación académica?
Hoy en día en las escuelas se tiene muy presente el futuro de los niños. Desde el momento que entran en el colegio ya se les está preparando para un futuro mercado laboral. Se le enseñan multitud de asignaturas orientadas a una buena formación con la intención de que todos alcancen un graduado escolar y que posteriormente se sigan formando hasta conseguir un título universitario y por fin incorporarse al mercado laboral. Pero nunca planteamos la opción de que algunos niños no desean hacer una carrera universitaria, que aquello con lo que han soñado siempre ha sido con ser agricultor, panadero o cualquier otro oficio el cual no requiere una formación de estudios superiores. ¿Qué hacemos nosotros como maestros? ¿Le incitamos a conseguir un trabajo mejor? ¿Le apoyamos y le orientamos su educación a esa meta que él se ha marcado?
En esta sociedad en la que vivimos hoy en día tenemos la idea de que aquellas personas que no eligen un trabajo de élite no serán felices y la vida será más dura para ellos. Por eso los padres, desde su humilde intención de que la vida de sus hijos sea lo más fácil posible siempre, les incitan a conseguir uno de esos trabajos de "prestigio" y les animan a estudiar para ello. Pero ¿es menos prestigioso aquel trabajo en el que tu sueldo es inferior? ¿quién decide cual es el trabajo que a mí me dará el éxito en la vida?
Desde mi punto de vista siempre es importante la educación y la formación académica independientemente de cual sea el trabajo soñado por los niños. Nuestro deber como maestros debería ser poder enseñar a los niños sin pensar en cual quieren que sea su futuro sino simplemente con el fin de que estos aprendan y aumenten su conocimiento para formar personas con un nivel académico elevado. Formar personas con opinión, ideas y conocimientos propios que les puedan servir para todos los ámbitos de su vida.
Nuestro éxito como maestros llegaría cuando consiguiéramos que nuestros alumnos quisieran aprender sin pensar en para que les va a servir o para que van a utilizar estos conocimientos. No podemos pretender crear niños que ya piensen en ganar dinero o en tener trabajos de éxito, tenemos que formar personas cultas que sigan queriendo formarse a lo largo de su vida sin importar lo que ya sepan o lo que ya han conseguido. Y conseguir que en esta sociedad desaparezcan los prejuicios que existen sobre el nivel cultural de las personas dependiendo de a qué se dediquen o qué hayan estudiado.
ANTONIO JOSÉ LARA PÉREZ-BUSTOS
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