La educación de nuestros alumnos es cosa de dos, por un lado, está la escuela y por otro la familia. Ambas partes tienen un objetivo en común: un efectivo proceso de enseñanza – aprendizaje para dichos alumnos. Pero ¿es fácil esta tarea compartida?
Actualmente los padres están cada vez más implicados en los procesos de enseñanza – aprendizaje de sus hijos, aunque es cierto que sigue existiendo una baja participación debido a distintas cuestiones. La educación es un proceso muy amplio que comienza la transmisión de la familia hasta que los niños se incorporan a la escuela. Ambas partes son fundamentales para el progreso educativo y personal del niño.
La escuela como institución tiene que ser consciente de la importancia de la familia en este proceso y debe colaborar con ellos de una manera cordial, aunque en ciertas ocasiones sea complicado acercar posturas. Nosotros como docentes debemos ser muy cuidadosos con las cosas que decimos y sobre todo de la manera en que las decimos. No podemos olvidar que estamos hablando de las personas más importantes de su vida.
Escuela y familia deben estar unidas colaborando, participando e interviniendo en la educación de estos niños. Para ello se deberán establecer acuerdos y compromisos por ambas partes para que así estas actuaciones resulten acertadas y eficaces en este extenso proceso.
Raquel Álvarez Arenas
Grado de Maestro en Educación Primaria. 2ºB
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