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jueves, 29 de mayo de 2025

LAS REDES SOCIALES Y LOS MENORES

TikTok, WhatsApp, Instagram... Definitivamente las redes sociales nos han inundado, llegando a los más jóvenes, especialmente a los menores, con mucha fuerza. Los adolescentes están conectados día sí, día también, a todas estas aplicaciones, forman parte de su día a día y les ofrecen un millón de posibilidades de socialización: hablan con sus amigos, con desconocidos, crean grupos temáticos, suben vídeos graciosos y acceden a información ilimitada. Bueno, todo en internet es ilimitado... también los riesgos.

El ciberacoso: una amenaza en mute. 

El entorno digital puede llegar a ser violento, y todo el que se haya atrevido a meter las narices en una red social o videojuego online se ha podido dar cuenta. Estas agresiones pueden ocurrir en cualquier lugar y momento, lo que hace este tipo de acoso omnipresente. Según Garmendia y Casado del Río (2018), el 12% de los menores han sido alguna vez víctima de acoso digital, siendo las mujeres las que se ven más afectadas. Los mensajes de mensajería pueden ser clave para los insultos o difusión de imágenes.

Salud mental y autoestima.

La historia diaria de muchos adolescentes: abre TikTok, ven vídeo tras vídeo de influencers de éxito con cuerpos, adsquisiciones o viajes que desearían poder tener y experimentar y... autoestima fuera. La lucha por likes para hacernos sentir mejor nos hace sentir en "Black Mirror" y, cada día, parece que el episodio se vuelve un poco más aterrador. Los filtros de belleza y los ajustes para modificar nuestro propio cuerpo en las imágenes es tan peligroso y accesible como los tutoriales sobre cómo adelgazar sin una base médica.

López y Pérez (2021) señalan la importancia de la autopercepción corporal y cómo las redes sociales pueden afectar a la misma. La comparación constante hace que los jóvenes se sientan insatisfechos con su apariencia, concretamente un 70%. Esto puede desembocar en ansiedad y depresión. La salud física también se ve afectada en el descanso, ya que el uso del teléfono móvil en horario nocturno fatiga la vista e impide descansar bien.

Privacidad. 

¿Cuántas veces nos ha contactado alguna cuenta de TikTok suplantando la identidad de un famoso? Incontables. La privaciad y la protección de nuestros datos es esencial. Comenzando por el hecho de que los menores no deberían tener redes sociales debido a las legislaciones vinculantes, la información personal, ubicaciones geográficas e imágenes no deberían ser de dominio público. Las últimas actualizaciones de la red social Instagram, ponen en peligro estos principios: si no seleccionamos las secciones en "ajustes" correctas, puede que el resto de usuarios puedan ver nuestra localización a tiempo real o que Meta use nuestras imágenes para mejorar su Inteligencia Artificial.

Conclusión. 

¿Qué podemos hacer los docentes del futuro para rebatir estos peligros? La decisión final de cómo actuar frente a las redes sociales es de éstos, pero concienciarlos puede ayudarlos a estar más seguros entre la red. Además, ponernos en contacto con las familias para asegurarnos de que puedan recibir un apoyo de seguridad tecnológica en casa puede ser una gran decisión (como impartir charlas informativas. Recordemos que esos padres también viven por primera vez, no son perfectos y pueden no saber todos los peligros que contienen esos móviles y videoconsolas)

BIBLIOGRAFÍA

López, J. M., & Pérez, A. L. (2021). El impacto del uso de redes sociales en la autoestima de adolescentes. Psicología y Sociedad, 26(1), 89-102. Recuperado de https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/9990403.pdf


Adalía Martín Mora
Grok 3 (xAI). (2025). Ilustración sobre los riesgos del uso de redes sociales por menores [Imagen generada por IA]. Recuperado el 29 de mayo de 2025, de grok.com.

sábado, 24 de mayo de 2025

Mi experiencia acerca del ayuno digital por 24h.

¡Buenas a todos y todas amig@s virtuales! Hoy os traigo una reflexión acerca de mi experiencia sobre el ayuno digital. 
Primero permitidme que contextualice, yo soy una chica que utiliza su móvil una media de 5h al día, probablemente días de más estrés 3h y días de más descanso pueda superar las 6h diarias, sí lo sé ¡Una barbaridad!, la verdad que me gusta bastante hacer fotos y vídeos, dejar constancia de dónde estoy y lo que hago, no necesariamente para publicarlo, sino como carrete y álbum para recordarlo siempre que quiera. Además, no puedo negar que me gusta bastante meterme a redes sociales como evasión, distracción y como fuente de inspiración y creatividad. 
Por lo que cuando el profesor nos sugirió hacer ayuno digital durante 24h, me lo plantee como un reto, sabría que me costaría porque es estadísticamente imposible que salga de casa sin mi teléfono móvil, ya no por nada, ni si quiera por si me van a llamar, porque probablemente esto no ocurra, sino porque me siento cómo más segura con él, es una sensación extraña y difícil de explicar, ya que simplemente por el hecho de llevarlo encima me siento más segura. 
Al principio no encontraba el momento, y buscaba en mi cabeza que día sería el mejor para hacerlo. 
Sería mejor un día de clase, con lo que eso conllevaba, tener que coger autobús el cual requiere bono digital, en la universidad utilizar el internet o el ordenador para apuntes, volverme a casa con el bono digital del autobús y un largo etc. O sería mejor un finde semana, estaría en casa, pero claro cómo me enteraría de lo que hablan mis amigos/as, y si hacen planes, ¿Y si algún profesor manda alguna notificación al campus?, ¿Y si los de clase hablaban para decir algo importante por el grupo? y otra vez un largo etc. ¡Nunca era buen momento! Hasta que.... llegó el famoso apagón. El 28 de abril de 2025. 
Un día aparentemente normal, todo dejó de funcionar, las pantallas digitales, los proyectores, la luz, los semáforos... y entonces que no funcionara el internet para utilizar el móvil pasó a un segundo plano, porque ya no era tan importante no poder utilizar el teléfono para el internet o las llamadas, y es que España entera (y parte del extranjero) estaba sin luz y cobertura de manera general, no había luz con lo que eso conllevaba; no iban los semáforos, puertas automáticas, gasolineras, trenes, bares... Menos mal que en muchos lugares había generadores y gracias a ellos no fue del todo tan catastrófico. 
Con respecto a mí, ese día por "obligación" no pude comunicarme y tener contacto a través del teléfono móvil desde aproximadamente la 13:00 del medio día hasta las 03:58 del siguiente día. 
No lo voy a negar pasé un poco de angustia. Ese día (28 de abril) me recogía mi padre de la universidad (en vez de irme en el autobús como el resto de los días), y primer problema que se me vino a la mente: ¿Cómo me voy a comunicar con él para que me recoja? Después de camino a casa, mi cabeza era un mar de dudas, ¿Cómo estará el resto del mundo? Y también con respecto a mi familia, ¿Cómo vamos a calentar la comida hoy? Según pasaba el día, a mí la angustia no se me quitaba, además esa semana teníamos bastantes trabajos y cosas pendientes y a mí no me venía bien ese día de "vacaciones", dado que no podíamos avanzar ya no solo por no tener internet, sino porque no podíamos cargar el ordenador. 
Dejando todo esto de lado, agradecí mucho que hiciera un día tan bueno, lleno de sol y luz. A media tarde vino una amiga mía a mi casa, y me recordó mucho a cuando éramos "pequeñas" y no teníamos móvil e íbamos a casa de la otra para salir. Vino con su perrita, llamó a la puerta (claro no llamó al timbre) y yo no le pude contestar por el telefonillo, sino que abrí, y la vi con su perrita y dispuesta a que nos fuéramos a dar un paseo a las perras. Fue lo mejor del día sinceramente, las dos paseando a las perras, disfrutando del paseo y del buen día que hacía. 
Cuando llegué a casa, ya apenas sin luz solar, en vez de tomármelo cómo un "drama" y seguir angustiada, me lo planteé cómo una aventura. ¡Tendríamos que cenar con linternas!, así fue, cenamos frío y con linternas, pero mi familia estuvo más habladora que nunca, sin tele o móviles que nos distrajesen o interrumpieran de fondo. 
Y así fue, me dormí ese día sin luz, sin información sobre el resto del mundo y con la intención de ir al día siguiente a clase. 
Después de este día, decidí hacer un ayuno digital propuesto por mí, no impuesto, y que realmente fuera 24h. 
Para ser honesta, elegí el día, no fue al azar, ya que después de cómo me sentí el día del apagón, no quería sentirme muy dependiente, o que no usar el móvil me produjera mucho agobio o ansiedad.
Cuando me desperté inevitablemente cogí el móvil, pero al tenerlo en modo avión no recibí ninguna notificación, y no me cargaban las historias, y ahí tomé conciencia de que me había planteado no usar el móvil para ocio durante 24h. 
Durante la mañana me sentía un poco rara, y cómo inquieta, con esa necesidad de querer meterme a las redes sociales y saber del mundo exterior. Pero con el paso del día me fui sintiendo mejor, tuve menos distracción a la hora de estudiar, salí a pasear a la perra, y me sentía más presente, eso sí, eché en falta hacerle alguna foto con la puesta de sol, pero no tengo sensación de arrepentimiento porque disfrutamos juntas de esa tarde y de esa luz espectacular que dejan los atardeceres. 
Al final del día sentí una sensación de alivio y orgullo, esta vez me sentí mejor que la vez del apagón, estaba más tranquila, más en paz, porque sabía que no estaba pasando nada relevante y la gente sabía que yo estaba bien, estaba en ese "retiro por 24h", entonces me sentía más enfocada en mí y en lo que hacía, sin tanto "ruido mental" o preocupaciones por noticias o situaciones externas. 
Este ayuno digital me ha ayudado a reflexionar sobre mi relación con la tecnología, entendiendo que las redes sociales, los dispositivos digitales y el internet son muy importantes y útiles en la actualidad, pero no debo centrar mi vida en ellos, o mi vida no debe depender de ellos. Creo que está bien utilizarlos, pero también saber separarnos cuando lo veamos oportuno de ellos, para reconectar con nosotros mismos. 
Después de estas experiencias me he planteado hacer más momentos de desconexión, aunque no sean por 24h, seguro que en verano, hago muchas más.
Muchas gracias por leerme, y os animo a probarlo, no perdéis nada, y ganáis mucho.  
Elisa Pérez Rojo
2ºGrado de Magisterio Infantil
Correo de contacto: Elisa.Perez6@alu.uclm.es
Grok 3. (2025). Joven maestra española paseando con un perro y una amiga cerca de la Ermita del Valle en Toledo, con un símbolo de prohibido el uso de móviles y redes sociales [Imagen generada por IA]. xAI.

viernes, 17 de enero de 2025

Conectivismo: El Aprendizaje como hecho social

 Desde 1º de Grado en Maestro de Educación Primaria se nos instruye (y muy bien) en el conocimiento de las diferentes teorías que han explicado el fenómeno de la educación a lo largo del tiempo hasta nuestros días, y del mismo modo que el niño tiene un desarrollo acompasado en los años, la educación también parece haber tenido una maduración paulatina con el tiempo: No es secreto de nadie que hace siglos se estudiaba y promovían unas maneras de aprender que desde la óptica de hoy día han quedado completamente desfasadas. Y no es que en ese momento no existiera voluntad por educar de una buena manera, sino que la ciencia, como saber sujeto a revisiones que es (en el sentido de que está sujeto a ser superado constantemente por un descubrimiento superior) , proponía como modelos más eficaces a otros, que con el tiempo quedaron desfasados. De estas líneas podríamos obtener la conclusión de que si cada tiempo ha tenido su manera de educar, cada tiempo ha tenido también su teoría de la educación. 

 

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Imágenes generadas por motores de IA.

 

Así las cosas, uno de los grandes descubrimientos que he hecho a lo largo de este curso ha sido acerca de la teoría del conectivismo: Una teoría que nos propone que el aprendizaje es un fenómeno social y realizado en conjunto: ¡Non solus! 


Me ha parecido especialmente interesante esta manera de concebir el aprendizaje porque no tiene por qué superar o dejar relegadas a otras ideas y teorías como constructivismo, que también considero que está de plena vigencia. Hasta ahora, las anteriores teorías se habían limitado a relegar a sus predecesoras, suponiendo un continuo “cambio o mareo” entre ellas y que considero que no han terminado nunca de configurar la mejor versión de la escuela. En cambio, el conectivismo es un paradigma que tratará de suplementar al del constructivismo, de configurarlo hacia una concepción del aprendizaje en línea y acompañada: Porque construimos nuestros aprendizajes, sí, pero nunca el ser humano ha levantado catedrales solo. 


Alberto Pantoja Bonilla

4º de educación primaria (TICE)


Bibliografía 

 

Ovalles Pabon, L. C. (2014). Conectivismo,¿ un nuevo paradigma en la educación actual.  Mundo Fesc, 4(7), 72-79. 

 

Siemens, G. (2004). Conectivismo: Una teoría de aprendizaje para la era digital.