Actualmente los estudiantes son capaces de desarrollar una gran variedad de destrezas. Sin embargo, esto no ocurría hace veinte años, pues todo era mucho más tradicional. Las nuevas generaciones son capaces de desarrollar un pensamiento crítico, tomar decisiones, buscar soluciones a los problemas. Asimismo, se les exige el desarrollo de creatividad, que muestren un compromiso social y sean capaces de desenvolverse en el ámbito tecnológico, aunque no se tenga tan en cuenta a nivel institucional y curricular.
Sin embargo, la impresión 3D ha impactado en el ámbito educativo, además de impactar en la formación profesional. Actualmente, se están incorporando impresoras 3D en las aulas. Además, se considera como una gran oportunidad para desarrollar competencias específicas y hacer de una idea o concepto mental, algo físico y real.
¿Alguna vez habéis tenido la oportunidad de manejar programas o impresoras de 3D?
En mi caso, desde pequeña nunca he tenido la oportunidad de poder tratar con esta tecnología tan avanzada. Por lo tanto, causaba en mí desinterés. Sin embargo, en el aula del futuro de la UCLM, mis compañeros compartieron información acerca de ello, lo que impactó de forma positiva en mí ya que nos dieron la oportunidad de manipular programas donde podíamos diseñar en formato 3D.
Gracias a esta experiencia, me di cuenta de que, si lo trasladásemos a las aulas actuales, impactaría de forma muy positiva. Pues aparte de poder realizar un diseño digital a través de aplicaciones como "Tinkercard" este puede ser transformado a una forma física y real. De modo que los alumnos podrán obtener en un breve periodo de tiempo una gran diversidad de piezas; maquetas, herramientas... Y lo más importante, siendo creado de forma autónoma por ellos mismos.
No obstante, la elaboración de objetos tridimensionales puede ser muy eficaces y ser de gran utilidad, ya que pueden facilitar la comprensión de conceptos. Asimismo, el alumnado puede conseguir muchas ventajas entre ellas:
- Desarrollar la creatividad y solventar problemas.
- Conseguir un alumnado activo y motivado.
- Poner en práctica la competencia digital.
- Aportar sencillez al docente a la hora de explicar el temario.
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