En los últimos años, con el desarrollo de la IA, los videojuegos han dejado de ser un tema marginal, para convertirse en un gran recurso de apoyo al aprendizaje. A lo largo de mi vida como estudiante y el año que viene en las prácticas, he podido y podré, observar cómo cada vez se ha integrado más la gamificación en el aula y con ello los videojuegos, alejándose cada vez más el típico prejuicio de la pérdida de tiempo o aislamiento social.
Los videojuegos, no solo fomentan habilidades cognitivas como la atención sino que también ofrecen escenarios que promueven el aprendizaje significativo, la toma de decisiones y el pensamiento crítico. Algunos ejemplos que vimos durante las exposiciones de nuestros compañeros en el aula fueron el Tomodachi Life o Minecraft, que por ejemplo permiten al alumnado explorar contenidos curriculares desde un enfoque lúdico, colaborativo y creativo.
Además la motivación intrínseca que nos proporcionan estos recursos, gracias a las recompensas inmediatas entre otras, pueden ser clave para combatir el desinterés o la desmotivación que a veces encontramos en el aula tradicional. Pero debemos tener en cuenta que el uso de estas herramientas debe estar siempre mediada por un adulto o en este caso un docente, ya que el mal uso de estas tecnologías puede llevar a tener consecuencias nocivas para el desarrollo del infante como por ejemplo el desarrollo de adicciones.
Como futura docente, me resulta fundamental entender los lenguajes y códigos que manejan mis futuros alumnos y alumnas, por lo que visto de esta manera, el videojuego no es solo una herramienta sino que además es también una puerta de entrada a su mundo.
Elena Navarro Pérez
2A°Magisterio Educación Primaria
Grok 3 (xAI). (2025). Imagen icónica y representativa de un grupo de niños jugando videojuegos en un aula de educación primaria, guiados por una maestra [Imagen generada por IA]. xAI.
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