Hace poco descubrí una historia que me llamó bastante la atención. El director de una escuela de Pensilvania, en Estados Unidos. Ha convertido su centro educativo en un hogar. En lugar de limitarse al papel tradicional de autoridad, este director ha decidido conectar con sus alumnos, basándose en la cercanía, empatía y el afecto. Cada mañana, recibe a sus alumnos con abrazos, bromas, choques de mano, creando un ambiente más cercano. Algunos pensarán que no parece gran cosa, pero creo que esos pequeños detalles logran que cada niño se sienta visto, valorado y bienvenido desde que entra a la escuela. En la vida de un niño, puede marcar mucha diferencia.
En muchos centros educativos, lamentablemente, se sigue priorizando el rendimiento académico y las calificaciones por encima del bienestar emocional de los alumnos y alumnas. Zac Bauermaster, el director de este colegio, decidió romper con esa dinámica. Su forma de actuar demuestra que se puede liderar una escuela de una manera más cercana.
Ver a una figura educativa, ya sea un profesor, un director o cualquier otro miembro del equipo escolar, dedicando tiempo a construir vínculos positivos con el alumnado me parece inspirador. Este tipo de gesto debería ser parte del día a día en todos los centros educativos.
Cuando acompañamos, motivamos e invertimos emocionalmente en nuestros alumnos y alumnas, les estamos diciendo que son importantes y que su presencia tiene valor.
Enseñar es crear experiencias que conecten, emocionen y transformen. Lo académico tiene importancia, pero la educación de verdad va mucho más allá de los contenidos.
Szkurdz, Nikola Delia 2º de Educación Infantil.
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