La escolarización en España está financiada por el estado y es obligatoria entre las edades de seis y dieciséis años, dado que no se repiten cursos. Aunque la educación no universitaria en las escuelas públicas es gratuita en España, los padres deben pagar los libros, los materiales y a veces los uniformes de sus hijos. Una vez que la escolaridad obligatoria termina, el estudiante optará entre ir al Instituto (bachillerato) o pasar a una escuela de formación profesional (FP). Sólo aquellos que terminan el Bachillerato pueden acceder a una universidad.
Hay tres tipos de escuelas en el sistema educativo español: las escuelas públicas, colegios concertados y colegios privados. Debido a que algunas escuelas privadas están financiadas públicamente la línea entre lo público y privado se desdibuja.
En la privada las familias realizan pagos sustanciosos, y en la pública las familias afrontan gastos no desdeñables en bienes y servicios necesarios.
El gasto público por alumno es muy superior en la pública que en la privada, lo que unos ven como índice de mayor calidad y otros como indicio de ineficiencia.
Según una plataforma el coste total por alumno en los centros públicos es de media 6.940€, coste que la Administración pública financia en su totalidad. Sin embargo, en el caso de un centro concertado, la Administración financia prácticamente la mitad de esa cifra quedándose por debajo de 2.900€.
La familia, en cambio gasta 472€ si está en la pública y 1222 si en la concertada (el 258%). La diferencia es elevada, dos a uno, pero inferior a la proclamada por la patronal de la concertada, y ello se debe seguramente a que los autores van más allá del procedimiento habitual e imputan el gasto en ayudas y en actividades extraescolares, generalmente ignorado o imputado al sector público.
Transfiriendo un alumno de la pública a la concertada, el Estado, inicialmente se ahorraría 2678€, y podría transferir parte a la familia para ayudar o proporcionar gratuidad, y otra parte se ahorraría para aumentar la calidad u otro tipo de gasto.
Lo cierto es que el Estado (vamos, los contribuyentes) pagan la mayor parte de los estudios de todos los universitarios, becados y no becados. Las tasas académicas apenas cubren el 20% del coste total de matriculación. El resto se abona con cargo a los presupuestos públicos. Luego, además, hay algunos estudiantes que tienen la suerte de recibir una beca oficial. Estos no pagan ese 20% (o pagan sólo una parte de las tasas). Es de este grupo del que hablaba Wert.
Desde este curso, estudiar en las universidades españolas es algo más caro. La primera gran polémica del Gobierno del PP con el sector llegó el año pasado, cuando decretó la famosa subida de las tasas. No es que ahora los alumnos paguen sus estudios. Ni mucho menos. En realidad, siguen abonando una pequeña parte del coste total.
Arturo Pareja Rueda,
Segundo de Educación Primaria 2ºB,
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