En la actualidad los niños pasan casi más tiempo en las escuelas y actividades
extra-escolares que en casa. Los padres cada vez trabajan más o dejan a los
niños en actividades o lugares como ludotecas o clases particulares para que
ellos puedan tener más tiempo de trabajar y hacer sus cosas que de estar con
sus hijos.
En las escuelas
¿los profesores enseñan, educan, o enseñan y educan?
Desde que nacen
los niños no dejan de ver a sus padres, son unas pequeñas esponjas que absorben
todo lo que ven y oyen, y muchas veces los padres no son conscientes del poder
y la influencia que tienen sobre sus hijos.
Es en el seno de
la familia donde se va a formar a los niños en función de la herencia cultural
y del día a día que sus padres les otorgan, pero... ¿qué pasa cuando en la
escuela se inculcan valores que en casa no se dan? ¿Qué ocurre si las vivencias
de casa son contradictorias con lo que los niños aprenden en la escuela?
Generalmente en la
escuela se van a enseñar valores de igualdad, de respeto y compañerismo, sin
distinciones entre hombres y mujeres, gente de diferentes culturas o
capacidades físicas o psíquicas, y los niños según van creciendo van tomando
conciencia de las cosas que están bien y están mal, llegando a contradecir a
los padres diciendo que su profesor o profesora les ha enseñado que eso que sus
padres quieren que el niño haga está mal. Y los padres piden explicaciones a
las escuelas.
Los padres deben
ser conscientes de la influencia que tienen en sus hijos y de que el ambiente
que tengan en casa va a condicionar mucho el futuro de sus hijos, como por
ejemplo los ambientes donde hay maltrato hacia la mujer o los hijos, donde los
roles hombre-mujer están muy marcados o situaciones de familias muy racistas
puede promover estos mismos hábitos en los niños.
"Debemos
concienciarnos con el mundo y la mente de los niños, de su desarrollo y de lo
que aprenden de los adultos, que es TODO. Son, pequeñas esponjitas dispuestas a
llenarse hasta rebosar".
Marta Ferrándiz Lefler