La pandemia del Coronavirus hizo cerrar todos los centros educativos en España desde mediados de marzo de 2020, lo que dio lugar a una enseñanza online. Este modelo telemático incrementó la desigualdad de oportunidades educativas ya que muchas familias no disponían de recursos tecnológicos (ordenadores, tablets, móviles) para que sus hijos pudiesen conectarse a las clases online.
Según la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) cada semana que los centros españoles han permanecido cerrados supone la pérdida de 23 horas semanales de enseñanza en Primaria y 30 en Secundaria. Además, también señalaba que "la perdida de aprendizaje daría lugar a la pérdida de competencias, y las habilidades que tienen las personas se relacionan con su productividad, por lo que el Producto Interior Bruto (PIB) de los países podría ser un 1,5% menos de media durante el resto del siglo". Unas de las soluciones, desde mi punto de vista, sería el fortalecer el sistema educativo, ya que según el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría señaló que "para recuperarse de esta crisis y brindar a los jóvenes las habilidades y competencias que necesitan para tener éxito".
La crisis del coronavirus nos hizo ver que hay que destinar más fondos públicos a la educación, ya que esto es necesario para un mejor funcionamiento, también, es necesario bajar ratios en las escuelas, especialmente en secundaria, para que así las medidas sanitarias se puedan cumplir de una manera correcta (distanciamiento social de dos metros), aunque hay que decir que muchos centros no podían cumplir con esta regla ya que contaban con clases pequeñas. Por un lado, una tarea pendiente del profesorado español es mejorar sus competencias digitales; un 60% de profesores recibieron formación sobre las TIC aplicadas a la educación mientras que un 18% expresó que les faltaba capacitación.
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