Actualmente estoy trabajando en una zona infantil y, como propia experiencia, hay un niño que viene casi todos los fines de semana a pasar un rato agradable. Se trata de Juan. Es un niño que nació con parálisis cerebral por lo que anda muy mal, apenas habla, y lo poco que habla no se le entiende bien, por lo que siempre va en silla de ruedas o ayudándose de un andador.
Juan cuando viene a la zona infantil sólo juega con las videoconsolas al fútbol, puesto que en su casa no lo tiene y le llama mucho la atención, porque le encanta el Real Madrid y se pone muy contento cada vez que juega, aunque no sepa a qué botón está dando.
Cuando yo le veo tan feliz jugando a la Play, es cuando me doy cuenta que no podemos decir que un niño con discapacidad no es feliz, porque él es muy feliz con cualquier cosa, cuando hablas con él y le preguntas cosas, cuando ve a su equipo de fútbol preferido jugar en la tele, o incluso cuando haces con él un dibujo.
Por otra parte, tengo que decir que no porque tengas alguna discapacidad no vas a tener amigos, porque Juan es un niño muy querido en su colegio, tanto como por los compañeros de clase como por sus verdaderos amigos. Ellos juegan con él y, sobre todo, lo cuidan, y nunca nos debemos olvidar de que lo más importante a lo mejor no es poder jugar al fútbol, correr o bailar, sino tener personas a tu lado que de verdad te acepten como eres.
Celia Guerrero Palencia.
1º Magisterio Infantil
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