Nos encontramos en un momento en el que la educación sufre un fuerte desprestigio y con ella, la profesión de los docentes se encuentra fuertemente cuestionada recibiendo quejas como que es un trabajo que apenas requiere esfuerzo. Pero, ¿realmente esto es así?
Quizás solo me ha bastado muy poco tiempo para dar una respuesta firme: NO.
La docencia es una profesión que requiere mucha vocación. Y como todas las profesiones, todas tienen sus ventajas y sus inconvenientes. Probablemente nuestra carrera sea una de las menos densas de contenido y más fácil de llevar. Pero un gran inconveniente es que nada más acabar la carrera no encontramos trabajo, sino que nos tenemos que enfrentar a unas duras oposiciones, y no solo eso, sino que cuando por fin encontramos nuestro sitio en un centro, nuestro trabajo no acaba cuando los niños salen por la puerta. Tenemos tareas y exámenes por corregir, clases que preparar y encontrar formas de motivar a nuestros alumnos.
Es por eso que las clases deberían de estar preparadas de tal manera que los niños deseen ir al colegio para aprender con sus compañeros. Es cierto que no todos los niños ofrecen el mismo grado de participación y motivación en todas las asignaturas, pero debemos de partir de los intereses de los alumnos para poder aumentar sus ganas de aprender. Tenemos que reducir métodos antiguos tales como clases teóricas, pruebas objetivas, tareas individuales, y apostar por fomentar el trabajo cooperativo, los proyectos y una manera más dinámica de aprender.
Tenemos el mundo a tan solo un clic. Debemos de utilizar las tecnologías para motivar el proceso de enseñanza-aprendizaje, la asistencia, participación y realización de las actividades para que de este modo se sientan más integrados dentro del sistema educativo.
De este modo no solo estamos contribuyendo a que la educación mejore, sino también a que esos niños, que en su día serán futuros médicos, ingenieros, abogados e incluso docentes, tengan a su disposición la llave para poder ir eliminando tantos prejuicios que tenemos a nuestro alrededor y poder construir una sociedad y sobre todo, un mundo mejor.
LIDIA SANTIAGO SANCHEZ-MAJANO
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