Vivimos en un mundo rodeado de tecnología. Ésta ha crecido a un ritmo vertiginoso en apenas unos cuantos años y continuará creciendo y desarrollando cosas fascinantes.
Son innumerables las aportaciones positivas que nos ofrecen las nuevas tecnologías, entre las principales, la reducción de distancia del tiempo y del espacio entre cualquier punto de la tierra.
¿Realmente crees que hemos desarrollado una dependencia hacia ellas? ¿Crees que podríamos tener una vida normal sin usar ningún tipo de tecnología?
Obviamente, por supuesto que podríamos vivir sin ellas, al igual que lo han hecho nuestros antepasados durante millones de años y a día de hoy una pequeña minoría de la población mundial como pueden ser las tribus del amazonas o algunos poblados africanos.
Pero en nuestro caso, es totalmente distinto. Nos hemos acomodado tanto a ellas que pienso que nos resultaría imposible, o casi imposible. Y en parte esto es normal, ya que la vida resulta mucho más cómoda si puedes hablar con tu pareja o familiares a todas horas a través de tu teléfono móvil o incluso realizar la compra diaria sentado en el sofá de casa.
Ya es habitual que los más pequeños de la casa sean todos unos expertos en tecnología, sabiendo manejar a la perfección teléfonos móviles o tablets a una corta edad. Mucho de ellos apenas salen a la calle a jugar a la calle con sus amigos o con una pelota como se hacía hace pocos años. Algunos simplemente prefieren quedarse en casa viendo la televisión o jugando con sus videoconsolas durante toda la tarde, lo cual no es bueno para su correcto desarrollo.
¿Os habéis parado a pensar que ocurriría si de pronto desapareciera toda la tecnología?
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