Actualmente es innegable el hecho de que la sociedad hace un uso continuado de las tecnologías tanto para el ocio como para el trabajo. Por esta razón vemos cada vez más personas que pasan más tiempo conectados a las redes que a su propia vida; es decir, tienen una adicción a ellas.
El uso de las "nuevas" tecnologías en muchas de las ocasiones nos permite una mayor accesibilidad a información, una comunicación más rápida y directa con ciertas personas y, en ciertos aspectos, nos facilita la vida pero no es oro todo lo que reluce, todo tiene su lado negativo y es necesario ser consciente de ello.
Dentro de la amplia gama de aspectos perjudiciales de las tecnologías encontramos la adicción, sobretodo con los teléfonos móviles.
Según la organización "Protégeles" somos el país con más adicción al móvil, lo que debería alarmarnos profundamente. Sin embargo, siempre hay solución para ello y, en este caso, es la educación tanto por parte de la familia como de la escuela en el uso adecuado de estas tecnologías.
Es fundamental esta reeducación de la escuela en las competencias digitales como de la familia debido a la grandes consecuencias que conlleva esto. En ellas podemos encontrar una reducción considerable del rendimiento tanto en los estudios como en los trabajos, trastornos del sueño, problemas familiares y emocionales y, además, accidentes de tráfico que pueden acabar con nuestra vida o la de otros.
Pero esto no es tan fácil como parece...¿qué podemos hacer?
En primer lugar, no utilizar como moneda de cambio el teléfono; es decir, si hacen las cosas bien se les da el móvil y si no, se les quita o no se le da. Por otro lado, atendiendo a esto mismo, a la hora de regañarles y castigarles, explicarles el por qué de las cosas para que ellos mismos entiendan el significado y no piensen que es porque " me tiene manía" o porque simplemente quería. Por otro lado, restringir el tiempo de uso del móvil a 2 horas diarias y, cuando se vayan a la cama que lo dejen fuera de la habitación y no lo utilicen en las dos horas previas a dormirse.
Estas medidas pueden parecernos exageradas puesto que usamos el móvil para prácticamente todo... ¿ cómo voy a poder ponerme la alarma?, ¿si no lo utilizo a última hora, cuando lo hago?, y muchas más preguntas que nos hacen plantearnos la posibilidad de ejecutarlas.
Yo, como estudiante y joven que usa a todas horas el teléfono móvil me parece muy duro poner en práctica este método. Sin embargo, todo esto tiene una explicación: la luz que refleja el móvil y las ondas nos impiden descansar adecuadamente, repercutiendo en nuestro rendimiento y causándonos problemas de salud y trastornos del sueño.
Para más curiosidades e información os dejo un vídeo muy interesante donde se habla del gran problema que existe en nuestras calles a día de hoy y cómo podemos ponerle fin como maestros y padres.
Cristina Lázaro Rodríguez
2ºA Magisterio Primaria
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por contribuir con sus comentarios a las entradas de nuestra Revista Digital.