Me gustaría contribuir con mi aportación a la revista El Recreo con el siguiente artículo y el comentario que he realizado del mismo. “Los políticos están locos, no saben lo que es ser niño y estar encerrado”
En base al artículo que se trata, creo necesario introducir la necesidad de recuperar un hábito que se tiende a dejar perder por la falta de tiempo y el estrés continuado: el de disfrutar educando plenamente.
Normalmente, multitud de actividades y preocupaciones llenan nuestras agendas, no nos da la vida para todo lo que nos planteamos en el día a día, y esto nos lleva a tratar a nuestros niños como un tema al que dedicar el menor esfuerzo educacional. Los alimentamos, los vestimos, solucionamos todas sus necesidades básicas y deseos, pero introducir la cultura del esfuerzo es algo que requiere un esfuerzo añadido que no siempre podemos aplicar, que requiere de un estrecho vínculo de confianza y complicidad para el que no tenemos tiempo, y de un sosiego que nos falta.
Bueno, pues ahora sí. Ahora estamos obligados a disfrutar de una vida en familia y de aprovechar el tiempo con nuestros hijos por primera vez en nuestra historia. Increíble que algo tan básico haya requerido de una catástrofe mundial. Así que, estoy de acuerdo; los niños necesitan especialmente el contacto con el Sol y la Naturaleza, la práctica de ejercicio, y las cosas siempre se pueden hacer mejor, sobre todo si las decisiones adoptadas para superar este trago se han tomado con la urgencia y la precipitación normales en este caso.
Vería muy bien que, gracias a la experiencia diaria, nuestro gobierno fuera incorporando rectificaciones que favorecieran las condiciones del confinamiento, como salidas controladas al exterior que permitieran estirar las piernas y no caer en malestares colaterales, pero también ocurre que los más pequeños necesitan sentirse algo diferente a un problema añadido que crispa los ánimos. Ahora tenemos la oportunidad increíble de darles ese protagonismo con la dosis de amor severo justa que los involucre, vuelva determinantes y estreche nuestro vínculo con ellos. Es una buena oportunidad para disfrutar de que el tiempo pase sin prisa, introduciéndoles en los valores que hacen del sacrificio algo que satisface, ayuda a madurar y los vuelve necesarios. Las incomodidades que nos toca pasar son una magnífica ocasión para disfrutar de ellos y de que contribuyan con su esfuerzo a que las cosas sean más fáciles. En cualquier caso, con la tele o paseando, esta oportunidad no tiene precio, para conocernos, para acercarnos, para cambiar los hábitos que nos alejan de quienes más queremos.
Estoy convencida de que estos días pueden hacer de nuestros niños y de nosotros mejores personas.
Sonia Gómez Esteban
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