miércoles, 24 de abril de 2019

Uno de cada 3 menores con TDAH no recibe intervención escolar


Me gustaría hablar de una noticia que asegura que uno de cada 3 menores con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) no recibe intervención escolar.

Hablamos de un número impactante en un momento histórico supuestamente inclusivo. La noticia proporciona una serie de resultados recogidos tras la realización de una encuesta: aunque la mayoría de los estudiantes recibían actualmente uno o más servicios escolares, solo una minoría recibía apoyo para controlar su comportamiento, y al menos uno de cada cinco estudiantes no recibió ningún apoyo escolar a pesar de experimentar un deterioro educativo significativo.

Leer estas circunstancias me lleva a pensar que no se es lo suficientemente consciente de que los estudiantes con TDAH tienen un mayor riesgo de bajo rendimiento y de abandono escolar. Además, los adolescentes con TDAH muestran deficiencias en la lectura, matemáticas y ortografía en comparación con sus compañeros. El TDAH también está asociado con el deterioro social, como la dificultad para interactuar con compañeros y figuras de autoridad de adultos, construir y mantener amistades y experimentar tasas más altas de rechazo por parte de compañeros. Estas situaciones deben evitarse a toda costa si se es un buen educador comprometido con la sociedad.

Estudios anteriores han demostrado que las intervenciones escolares mejoran el comportamiento en el aula y el rendimiento académico, pero pocos trabajos han examinado hasta qué punto los estudiantes con TDAH reciben servicios de apoyo e intervención en la escuela, y este es el primero en analizar estos problemas en una muestra nacional en estudiantes de primaria, secundaria y preparatoria.

Es chocante conocer que numerosos alumnos con NEAE no reciben ningún tipo de apoyo, pues nos esperamos que reciban los servicios necesarios para controlar su progreso. Al fin y al cabo, buscamos una convivencia lo más orgánica posible, tanto en la escuela como en el entorno social de los niños. Pero con estos obstáculos es difícil alcanzar ese perfecto equilibrio conocido como inclusión.


Rebeca de la Rosa Reyes.
1º de Educación Infantil


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