
Si imaginamos a niños en una escuela ordinaria en la que la mayor parte del tiempo deben estar sentados (mientras el profesor imparte su lección, haciendo las tareas, estudiando de memoria) y realizado tareas ajenas a sus intereses, es fácil comprender que van a ser muchas las dificultades que encontraran para conseguir cumplir con lo que se espera de ellos. Los niños tenderán a levantarse de su silla, a no seguir instrucciones y a no acabar tareas que consideran tediosas. Sin hablar de los deberes para casa en que se repite la misma cantinela.
¿Y si imaginamos otro tipo de escuela, en la que se siga otra metodología? Una escuela en la que el aprendizaje parta de los intereses del alumno, en la que el profesor sea un guía, donde el alumno pueda levantarse y "desconectar" cuando lo necesite, en la que se trabaje en equipo y se tenga en cuenta las opiniones de todos, en la que la creatividad sea un valor, en la que el alumno puedas gestionar los tiempos de aprendizaje y en que el aprendizaje sea realmente "útil". ¿No podría ocurrir que en este tipo de escuela estos niños no presentaran tantas dificultades?
Quizás este tipo de escuela hiciera que el posible "sobrediagnóstico" de TDAH del que se habla actualmente descendiera y se considerara a estos niños como cualquier otro, solo con una manera diferente de aprender.
Laura Jiménez Muñoz.
Laura.Jimenez15@alu.uclm.es
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