martes, 10 de abril de 2018

UNA ESCUELA ABIERTA A LA DIVERSIDAD

Cuando hablamos de temas relacionados con la diversidad, es propensa la idealización de un aula compuesta por alumnos con características más o menos homogéneas, aunque hoy por hoy es un proyecto difícil de llevar a cabo.
En la actualidad nos encontramos que, cada vez con más frecuencia, encontramos clases comprendidas por una gran diversidad de alumnos. Por ejemplo, disconformidades en las razones sociales, etnias y culturales, alumnos con baja motivación o altas capacidades, alumnos con necesidades educativas especiales, etc.
Si nos remontamos en la historia de la educación, podemos contemplar que siempre han existido personas con algún tipo de discapacidad y observamos épocas por las cuales hemos transcurrido hasta llegar a la educación inclusiva y abierta; estás son:
- La época de la ignorancia: época dónde las personas con necesidades no tenían ningún tipo de derecho a la educación. Experiencias como las de Ponce de León, Pinel, Montessori o Seguin fueron determinantes, aunque la contraposición con estudios como los de Darwin o la aparición de los primeros test de inteligencia, frenaron las metodologías educativas propuestas.
- La época de la deficiencia: época del inicio de las escuelas de educación especial. Esta educación era concebida como una educación paralela, separada del resto de los niños. Apareciendo la figura del maestro de educación especial y el niño formalizando el grupo-aula.
- La época de la integración: Gracias a los principios de normalización y de sectorización. Esta trata de permitir una integración real, ya no solo física, ni funcional; sino de una integración social, es decir, ser considerado uno más y entendiendo la diversidad como un valor.
Referirnos a una escuela nueva e inclusiva, es contemplar una escuela abierta, basamos pues, en la aplicación de la lógica de la heterogeneidad, en reconocer, admitir y aceptar las diferencias individuales y, al mismo tiempo, en desarrollar estrategias pedagógicas adaptadas a estas diferencias.
Todo esto conlleva que los procesos de enseñanza y aprendizaje no sólo tengan como base los distintos niveles educativos donde se planifican y se organizan determinados tipos de aprendizajes según los niveles; sino que además hay que hacer frente a todas esas características que encontramos en las aulas, en las cuales se deberían marcar unos cambios en el planteamiento actual de la educación. Hablamos entonces, de una modificación en muchos de los planteamientos actuales en materia educativa, como potenciar el aprendizaje cooperativo, la utilización del refuerzo educativo o la autorización grupal que proporcione a los alumnos un lugar fuera del aula habitual.
Tenemos que asumir, cada vez más, esa diversidad que existe no sólo en la Educación, sino en todos los niveles de la sociedad e intentar dar cobertura a todas las situaciones nuevas que están apareciendo.

Si somos capaces a nivel educativo de solucionar y ver la diversidad como una cuestión real y positiva y que podemos aprovechar, ganaremos en todos los niveles de la Sociedad.



Laura Romero Pascual-Muerte
Estudiante de 1º de Magisterio en Educación Infantil

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