En una acampada realizada en un colegio, asistí como monitora y tras un conjunto de juegos durante la tarde, después de la cena una niña estaba llorando y no quería participar en el resto de actividades.
Al hablar con la niña, una alumna de origen chino, me comentó que su padre hacia algún tiempo comenzó a mantener una relación amorosa con otra mujer, y con la que recientemente había tenido otra hija. La niña relataba como ella trabajaba en la tienda de su padre y estaba forzada a pagarse por sí misma toda su ropa, libros y cualquier otro material con tan solo 12 años. Su padre y madrastra mostraban cada vez menos interés en ella y no la prestaban ningún tipo de afecto, no la permitían irse en verano a ver a su madre biológica a china y tampoco la dejaban asistir a las excursiones realizadas desde el colegio.
Pero la mayor preocupación de esta niña era que su padre la había comentado hacia muy poco tiempo que el año que viene la sacaría del colegio en el que estaba, porque el padre consideraba que necesitaba aún de más disciplina y en un centro donde se potenciase más el estudio de otros idiomas. La niña estaba apenada porque no quería cambiar de amigos, ni de profesores, y la mala disposición de su padre ante el estado de bienestar de la hija en ese centro la afectaba en sus estudios porque comenzó a bajar de notas y a adoptar una conducta menos participativa y agresiva.
Toda esta situación se debe a que la niña no estaba recibiendo la ayuda necesaria para adquirir la fortaleza necesaria para afrontar dicha situación, lo cual sí es un fallo por parte del profesorado que no había detectado antes la causa del cambio en la actitud de la niña en cuanto al estudio. El profesorado debe proporcionar y asegurar el bienestar de los alumnos aportándoles tranquilidad y los medios necesarios para lograr mediar con los padres en la medida de lo posible, puesto que aunque el padre es quien tiene la última decisión en cuanto al centro donde estudie la niña siempre hay que buscar el bienestar de la propia alumna, la cual no estaba dispuesta bajo ningún concepto a aceptar un cambio de centro y eso la estaba perjudicando psicológicamente y lo exteriorizaba mediante su nueva y asertiva conducta que adoptó.
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