El TDAH ha sido una dificultad de aprendizaje que siempre ha estado presente en mi día a día.
Mi hermano mellizo Carlos, desde una temprana edad siempre se distinguió de mi por su excesiva movilidad, ya que mientras yo estaba calmada viendo la televisión, mi hermano siempre estaba corriendo por los pasillos de la casa o jugando con el balón en el patio. Carlos no era capaz de realizar actividades calmadas y de poca movilidad, debido a que prefería realizar actividades de constante actividad y movimiento.
Durante nuestros primeros años educativos, acudimos a un colegio público en el que los profesores siempre pensaron que la actitud de mi hermano era normal, debido a que poca edad y sus grandes necesidades de movimiento. Fue en la etapa de educación primaria, cuando nos cambiaron a un colegio concertado en el cual sí prestaron más atención a la conducta y comportamientos de mi hermano. Los profesores y orientadores del colegio se reunieron con mis padres y les comentaron la dificultad de aprendizaje que tenía mi hermano y que debía ser tratada a través del orientador del colegio.
Mis padres nunca quisieron tratar farmacológicamente la dificultad de aprendizaje que mi hermano tenía, debido a que ellos pensaban que era muy pequeño y que con la ayuda del orientador y psicólogo del colegio era suficiente. De forma que, mi hermano tuvo una atención individualizada por parte de los profesores y a menudo el orientador del colegio se reunía con él varias veces a la semana. La hiperactividad y el exceso de movimiento de mi hermano disminuyó, y comenzó a tener una actividad más reducida, le costaba menos concentrarse para estudiar y consiguió pasar más tiempo realizando actividades de poca movilidad.
Con el paso de los años, mi hermano mejoró su excesiva actividad, a pesar de que hay momentos en los que no puede controlarla y necesita estar moviéndose todo el rato. Además, posee estereotipias características de esta condición debido a que ante algunas situaciones reacciona de forma brusca.
En conclusión, pienso que mis padres tomaron una correcta decisión al no tratar farmacológicamente a mi hermano, ya que con la ayuda del orientador y del psicólogo de mi colegio mi hermano mejoró notablemente y comenzó a saber controlar sus impulsos y conductas, a pesar de que actualmente haya momentos en los que no sepa controlarlos, pero siempre destacando que son momentos concretos.
Alba Márquez Martín
1º de educación infantil.