Debido a la aparición del COVID-19, la educación ha necesitado buscar alternativas que solventaran las necesidades de aprendizaje de una forma que no fuera presencial. Tras la aparición del virus y el confinamiento que sufrimos en España en marzo del 2019, millones de niños se quedaron en casa viéndose obligados a utilizar la educación de manera online. Esto provocó que la relación entre el maestro y los alumnos no fuese tan cercana como de forma presencial. La educación se vio obligada a ser impartida de una forma que no estaba acostumbrada y que se organizó con un breve periodo de tiempo para su planificación resultó ser un gran problema debido que para la realización de esta se necesitaba disponer de medios tecnológicos. Cientos de familias que no se encontraban en condiciones favorables económicamente, tuvieron que comprar dispositivos o instalar un internet con mejor conexión para que sus hijos pudieran seguir las clases con regularidad. Entre otros problemas apareció la falta de experiencia para poder trabajar online, esto supuso que los maestros y alumnos tuvieran que realizar tareas diarias y una mayor carga de trabajo a el alumnado lo que pudo provocar en ciertos periodos de tiempo estrés por parte de estos.
¿Se podía haber evitado todo esto? Desde mi punto de vista creo que en las escuelas de nuestro país se deberían tener protocolos para que casos excepcionales como el ocurrido tras esta pandemia, se pudiera gestionar de mejor forma este procedimiento online y no haber improvisado mientras ocurría todo esto.
David Almansa Moreno.
Estudiante de Magisterio de Primaria. david.almansa@alu.uclm.es
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