Conocer la diferencia entre entre estos cuatro términos es importante ya que a veces queriendo incluir, es muy habitual integrar, a pesar de que los beneficios son mucho menores e incluso, en muchos casos, puede ser perjudiciales.
Explicaré cada concepto, ayudándome en algún caso de algún ejemplo.
Excluir significa quitar a alguien o prescindir de él, dejándolo de lado y no atendiendo ninguna de sus necesidades. Esto es lo que ha pasado en la mayor parte de la historia del ser humano con las personas con neurodiversidad. El Modelo del Déficit que expliqué en la entrada anterior está muy presente.
La segregación supone una atención a estas personas diferentes, tratando de tenerlas controladas y lejos de “la normalidad”. El ejemplo más extremo de segregación en la historia de la humanidad ha sido el del nazismo, al unir judíos, gitanos y otras etnias en campos de concentración por ser diferentes. Este es el debate que existe en España con los colegios de educación especial, ya que es cierto que aportan una atención especializada a las personas con diversidad, aunque sigue siendo un sistema segregador al separar a los diferentes de “la normalidad”, contribuyendo a seguir invisibilizando una parte de la realidad a los alumnos de institutos y colegios convencionales.
Ahora hablamos de la integración, ampliamente confundida con la inclusión. En la integración, la persona diversa puede estar en la misma aula (p. ej., una persona con autismo), pero estar separada del resto en la mayor parte de actividades para no molestarles. Sin embargo, en la inclusión, esta persona podría seguir la misma dinámica que el resto de sus compañeros si se adaptan sus necesidades y se enseña al resto a comportarse ante esas diversidades (lo cual puede ser un aprendizaje muy valioso para la vida del resto de estudiantes sin neurodiversidad).
La imagen que incluyo a continuación, ayuda muy bien a ver las diferencias:
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