La reflexión que me gustaría compartir está relacionada con el tema de la obesidad infantil.
Considero que es uno de los temas más serios en la etapa de la infancia, ya que padecer obesidad en estas edades tan tempranas puede derivar en problemas de salud, sobre todo cardiopatías, y pérdida de calidad de vida cuando se llegue a la etapa adulta.
A continuación, para estudiar o valorar la problemática, muestro datos de gran importancia: de los niños con edades comprendidas entre 6 y 9 años, un 44,5% tiene un exceso de peso, sólo el 3,8% hace un desayuno completo, es decir, que contenga un lácteo, cereal fruta o zumo natural. Por el contrario, el 21,2% toma sólo leche o un producto lácteo, el 73,1% nunca toma pan integral y el 8,8% incluye fruta o zumo natural. También se sabe que el 60,8% de los niños y niñas con obesidad realiza la comida central del día en casa y no en el colegio. Conociendo este último dato cabe plantearse si en los comedores de los centros educativos es donde se come mejor, o mejor dicho, más adecuadamente, que en casa. Además, si partimos del dato que comprueba que España supera a EEUU en obesidad infantil es motivo suficiente como para poderse plantear o reflexionar sobre las posibles soluciones a esta problemática.
Por otro lado, es importante poner solución para que ese 90% de niños y niñas que utilizan el coche, el transporte público o el autobús escolar para ir al colegio, caminen un poco más o compensen esto con algún tipo de ejercicio. Si a esto le sumamos la complicación de que algunos niños y niñas no acuden a las instalaciones deportivas por lejanía a su domicilio, más difícil será poner solución a la tarea de realizar ejercicio físico para poder quemar las calorías ingeridas.
Claramente, es preocupante el hecho de que algunos niños no desayunen en sus casas, pero es mucho peor que en el segundo desayuno, es decir, a la hora del recreo escolar, realicen una ingesta excesiva de bollería industrial o chucherías; esto es inadecuado por el gran aporte de grasas trans o lípidos que contienen estos alimentos.
Personalmente, para evitar todo esto, comenzaría por prescindir de la bollería industrial de las cafeterías escolares y sobre todo de los snacks de las máquinas expendedoras, ya que debemos predicar con el ejemplo, poner frutas, zumos y otros alimentos saludables en estas máquinas, y hay que educar en las escuelas no sólo para tener conocimientos matemáticos o de idiomas, sino que también se debería educar para la salud y para tener una mejor calidad de nuestra vida. Además fomentaría el uso de la bicicleta para ir de camino al colegio y acudir a las instalaciones deportivas, aunque también se podría proponer la idea de que hubiera autobuses con destino a instalaciones deportivas lejanas a los hogares.
Finalizo esta reflexión con una petición: Evitemos que nuestros niños y niñas desencadenen enfermedades cardiovasculares por culpa de la hipercolesterolemia causada por una mala alimentación.
Redactado por Verónica Romero Sánchez
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