Los patrones de
enseñanza muy estructurados son los que parecen surtir los mejores efectos.
Esto se debe a varias razones:
- Si el profesor no inicia la interacción y no es directivo, el alumno puede alejarse más de las conductas sociales.
- Este enfoque parte de la idea de descomponer cada tarea en pasos simples y claros, y dirigidos a una meta concreta.
- Los niños con autismo prefieren lo predecible.
Sin
embargo, no hay un único método que sea el más conveniente para enseñar a niños
con autismo, por lo que los profesores deben experimentar para adaptar los
métodos a cada niño en particular. Si los niños con autismo no reciben atención
individual, pueden retornar a su existencia solitaria.
Incluso en periodos
breves de escolarización, los niños con autismo mejoran considerablemente su
desarrollo educativo. A diferencia de lo que se piensa, los niños con autismo
pueden lograr, en un futuro, alcanzar la educación superior y obtener títulos
universitarios. Los niños con esta discapacidad tiene más facilidad en
asignaturas, que no requieran habilidades sociales, como las matemáticas o la
música, sin embargo, tienen muchos problemas con la literatura, al no ser
capaces de interpretar las intenciones de otras personas. En general, el
progreso educativo es más lento de lo normal.
Hoy en día no es
posible saber hasta qué punto puede enseñarse a un niño con autismo a comunicarse.
En las escuelas se pretende alentar a los niños con autismo a utilizar el gesto
de señalar y la alternancia de turnos, antes de esperar ningún otro desarrollo
comunicativo.
Algunos niños, que
tienen dificultades en el habla, pueden empezar a construir su comunicación
mediante el lenguaje de signos. Las señas pueden hacer que sea mucho más fácil
para los niños con autismo descubrir el significado del lenguaje, por lo que
supone una gran ayuda para el desarrollo de la comunicación y del habla.
Necesidades
educativas
A los niños con
autismo se les hace un diagnóstico de sus necesidades educativas, preparado por
un psicólogo educativo, para poder integrarse en una escuela especial, o para
obtener ayuda adicional en una escuela normal. En este punto es donde nos
encontramos con la controversia de si es mejor integrar a los niños con autismo
en escuelas ordinarias, o de lo contrario, es mejor que vayan a colegios
especiales.
Es lógico pensar,
que situar a los niños con autismo juntos en una misma escuela puede contribuir
a complicar sus problemas, ya que no se les brinda la oportunidad de
experimentar una interacción social normal, al contrario de lo que ocurriría en
una escuela ordinaria. Lo más sensato es situar a estos niños con el resto de
niños, que no tienen ninguna discapacidad. Este tipo de integración también
puede resultar beneficiosa para el resto de niños con quienes interactúa, ya
que desarrollan la comprensión de las necesidades especiales de los niños con
autismo. El problema viene cuando las escuelas ordinarias carecen de los
recursos necesarios, que parece que una escuela especializada sí tiene, además
de tener la experiencia necesaria para atender a niños con estas necesidades
educativas especiales. Sin embargo, en este último caso, al niño con autismo
siempre se le deben proporcionar espacios de convivencia con otros niños. La
integración es un proceso que se debe facilitar en todas las ocasiones en las
que sea posible, así lo ideal sería dotar a las escuelas de los recursos
necesarios, para que los niños con necesidades educativas especiales siempre
acudieran a las escuelas ordinarias.
ENTREVISTA A UNA PROFESORA DE
INFANTIL CON UN NIÑO CON AUTISMO
1. ¿Quién detectó que ese niño tenía autismo? ¿A
qué edad?
Nos encontramos
ante un niño de 3 años que entra por
primera vez en el cole y no ha asistido a guardería. Al ser gemelo, la madre
notó cosas extrañas en él, que su hermana no hacía y lo llevó al neurólogo. Éste
hizo un informe pero no lo diagnosticó.
En el colegio con dicho informe y
las características que reunía la orientadora lo derivó al centro base
donde allí hacen el diagnóstico: AUTISMO.
2. ¿Cuáles son los síntomas que pueden alertar a un
profesor de que un alumno puede sufrir de autismo?
Mirada perdida,
falta de atención, poca socialización, ausencia de habla, conductas
repetitivas, ecolalia… En general problemas en las relaciones interpersonales,
en concreto en lo que se refiere al contacto afectivo con las personas;
problemas en la comunicación, ya sea en la expresión o en la comprensión, esta
comunicación no se refiere sólo al lenguaje oral, también a otros tipos de
lenguaje, como el lenguaje gestual. Por último se puede observar una conducta
muy rígida, con mucha resistencia al cambio.
3. ¿Qué grado de autismo sufre tu alumno?
En el dictamen no
está evaluado.
4¿Cómo le afecta el trastorno en clase? ¿Hay diferencia
entre sus compañeros?
Existen muchas
diferencias, no sigue el ritmo de la clase y hace un poco lo que él quiere. Los
compañeros han comprendido que él es especial y a veces no hace lo que se le
dice.
5. ¿Cómo es la relación con sus compañeros?
Le gusta jugar el
lado de los compañeros, pero no interactúa con ellos, tiene un juego paralelo. A
su vez, sus compañeros lo tratan como un
igual, esta relación es beneficiosa tanto para el niño con autismo, como para
el resto de sus compañeros, ya que a éstos les ayuda a entender las
dificultades a las que se enfrenta su compañero con autismo.
6. ¿Cuáles son las pautas para actuar con un niño con
autismo?
Lo primero es
establecer las rutinas del aula a través de los pictogramas para que
conozca los tiempos y actividades del día. Después estableceremos un sistema de
comunicación verbal y no verbal a través
de signos (lengua signada) y elaborar
un plan de trabajo individualizado: hacer una agenda para comunicarnos
con la familia; trabajar la habilidades de autonomía como ir al baño, aseo,
ponerse el babi, desayunar…; distribuir el aula por rincones de trabajo
empezando y terminando siempre de la mima forma; trabajo en mesa con
actividades cortas, variadas y sencillas.
7. ¿Cómo se adaptan las actividades que se realizan en
clase a un niño con autismo?
Con pictogramas
para organizar las rutinas, agendas, nuevas tecnologías y música, actividades
de motricidad fina, para mejorar la atención,
actividades claras y sencillas, funcionales, gratificantes para ser un
buen refuerzo con principio y fin claro y delimitado. Y siempre estableciendo
sistemas de comunicación verbal y no verbal
(lenguaje de signos).
Ana María Simón Blanco.
1º A de Magisterio de Educación Infantil
Ana María Simón Blanco.
1º A de Magisterio de Educación Infantil
BIBLIOGRAFÍA
Baron-Cohen. S., y
Bolton. P (1993). “Autismo una guía para padres”, Madrid, Alianza Editorial.
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