El artículo en concreto, habla sobre la situación actual que estamos viviendo alumnos, docentes y familiares, más concretamente el alumnado. Es sorprendente, que como bien dice en el artículo, estemos pasando por una gran crisis y para muchos, lo primordial, sea continuar con las clases online, da igual las condiciones, los recursos de cada familia, las desventajas socioeconómicas, la situación personal, entre otras muchas, lo importante es continuar con las clases.
Para muchos otros, lo importante es, la crisis económica que esta pandemia está ocasionando, para otros, lo importante serán las cifras, las muertes, los votos que van a ganar, o los que pierden, pero ¿alguien se ha parado a pensar en cómo se están impartiendo las clases? ¿alguien se ha parado a pensar en si TODOS los alumnos tienen acceso a esas clases online? o ¿alguien se ha parado a pensar en si lo alumnos están realmente aprendiendo algo?
Quedan muchas cuestiones por resolver, y a mi parecer no es fácil responder a muchas de ellas, lo que sí está claro, es que la situación nos ha venido grande a todos, y claro que sí, estamos haciendo frente a ella como podemos, con más o menos recursos, con más o menos fuerza, con más o menos entereza o con más o menos paciencia.
No olvidemos mencionar la brecha digital que en muchos casos aún está sin resolver, los casos de alumnos que no tienen como comunicarse con sus profesores o viceversa, los casos en que algún familiar a muerto, o las familias que continúan trabajando y no tienen como atender a sus hijos, por mencionar algunas de las situaciones posibles.
En bastantes casos, las familias no pueden hacer frente a la educación de sus hijos, bien por motivos económicos, bien por falta de conocimientos o bien por falta de tiempo, y en esos casos ¿qué deben hacer las familias? ¿dejar que sus hijos hagan los deberes solos, aunque no los entiendan? ¿dejar que pasen de las clases y se dé el curso por perdido? es una situación muy compleja para muchas familias, y lo es aún más para aquellas en desventaja social, económica, o de conocimientos. Muchas de estas familias se encuentran perdidas, no saben qué hacer, ni a quién acudir, no saben si sus hijos pasarán de curso, si tendrán que repetir, etc. Es una incertidumbre constante para todos.
¿Realmente el continuar con las clases online es necesario en todos los casos? pienso que no. Gran parte del alumnado de infantil y primaria reciben abundantes tareas semanales que tienen que hacer sí o sí, con ayuda o sin ella, con acceso a internet o sin él, en muchos de estos casos, tareas que no les van a servir de nada o que ni si quiera llegan a entender, y digo esto por mi actual experiencia.
Tengo un sobrino de 3 años al que mandan tareas diariamente, dibujos, fichas, etc. sin explicar a sus padres el contexto en el que se lo tienen que explicar, sin hacer referencia a ningún tema en concreto, sin acotar contenidos, ni tan si quiera con una breve explicación de lo que se busca al mandar esa actividad, simplemente un correo con una imagen que el niño tiene que pintar, ¿es esto realmente necesario? o ¿en muchos casos habría sido mejor dar por terminado el curso?
Desde mi punto de vista, en algunos de los casos habría sido necesario dar por finalizado el curso, ya que para muchas familias la situación está siendo aún más complicada por no saber cómo hacer frente a los temas escolares de sus hijos/as.
No hablo de educación secundaria, bachillerato o estudios no obligatorios, donde al menos los estudiantes tenemos más edad o mayor capacidad de afrontar las cosas como nos han venido, si bien es cierto que, esto no se puede generalizar, pero por norma general podemos definir que esto es así, hablo de educación infantil y primaria, donde la situación es bastante más compleja, o no, depende de cómo o quién lo mire.
En todo caso ¿el acceso a internet nos asegura el aprendizaje? creo que hay muchas brechas abiertas, entiendo por la novedad de la situación, pero estoy segura que la misma situación que tanto estrés e incertidumbre nos está generando, nos hará aprender muchas cosas nuevas, aunque ojalá, no se tenga que repetir nunca más.