Acaso hemos podido observar algún cambio
tan grande en ella. Podemos plantearnos unas cuestiones, que nos harán reflexionar sobre
ello.
• Si metemos a un médico del siglo XIX-XVIII en un quirófano del siglo XXI,
¿podría hacer algo?
• Si metemos a un profesor del siglo XIX-XVIII en un aula del siglo XXI, ¿podría
hacer algo?
Yo creo que aquí, con estas preguntas, podemos ver de verdad que el mundo en general
avanza, pero la educación no tanto. Un médico de siglos anteriores al actual apenas sabría
moverse a la hora de intervenir porque la medicina ha experimentado muchos cambios y
procesos revolucionarios a lo largo de los años. Por el contrario, un maestro de siglo
pasados sí que podría impartir clase en un aula actual porque apenas podemos decir que
haya cambiado algo.
Analicemos la situación y veamos qué cambios podemos observar. La incorporación de
las nuevas tecnologías, un cambio importante, pero depende de cómo se usen. También
el aumento de conocimientos que se han ido incorporando y descubriendo con los años.
El aumento del número de alumnos por clase, por las leyes de educación que han
planteado la escolaridad obligatoria y, en cierto modo, por la crisis que hace que muchas
personas sigan estudiando obligadas por la situación. Pero, ¿y el resto? ¿Creéis que hemos
experimentado algún gran cambio en metodologías?
Yo cuando entro a un aula sigo
viendo a un grupo de alumnos mirando callados a la pizarra mientras el profesor imparte
la clase. La distribución de las aulas sigue siendo prácticamente igual, exceptuando el
caso de Educación Infantil que se sale un poco de lo habitual. La mayoría de los
profesores siguen apoyándose principalmente en los libros de texto (o como mucho ahora
los proyectan a través de las nuevas tecnologías, pero ejerciendo el mismo uso).
Se
empieza a escuchar la palabra “innovación educativa”, pero no sé hasta qué punto es real.
Y es que, teniendo en cuenta que la ley y muchos centros educativos te marcan un camino
prácticamente tradicional, pocos son los maestros que innovan (con todo lo que engloba
la palabra).
Además, muchas veces se intenta innovar en educación y la sociedad no lo aplaude,
sino que lo reprime. Son muchos los padres que van al centro educativo quejándose
cuando un profesor, por salirse de lo normal, no utiliza todo el libro de texto. Y esto
produce que el profesor vuelva al mismo método de siempre, para evitar la discusión con
los padres.
Al final, si nos detenemos bien a analizar la situación educativa, tenemos muchos más
recursos y conocimientos que antes y no sabemos utilizarlos ni sacarles partido. Pocas
veces podemos decir: “ese profesor está INNOVANDO en su aula”. Y pongo
“innovando” en mayúsculas, porque es una innovación real. Reflexionemos sobre la
situación y obtendremos el camino que debemos seguir para evolucionar en educación.
María Martín Rodríguez