Tratemos esto como lo que es, un gran problema. Según informaciones de El Mundo, "España es el segundo país de la UE en tasa de abandono escolar, sólo por detrás de Malta", y es que el 18,98 % de los jóvenes españoles de entre 18 y 24 años ha dejado de estudiar la ESO. Estos datos hablan sobre un problema en el sistema, y si este no funciona, algo estamos haciendo mal, ¿pero el qué?
En primer lugar, veamos cuáles son las principales causas y consecuencias del abandono escolar, para, posteriormente, proponer una serie de medidas que podrían ayudar a disminuirla.
Las causas del fracaso escolar, son principalmente la baja autoestima, la desmotivación o la idea que tienen los estudiantes del concepto académico.
Muchos niños creen que no son capaces o se sienten por detrás de la media en base a un número, a una calificación; pierden confianza en ellos mismos, y si tú no confías en ti ¿quién lo va a hacer?
Las consecuencias de este fracaso escolar, que, con permiso, le llamaré "fracaso del sistema educativo", es el daño que puede tener en la relación familiar, no acudir a las clases, tensiones con los docentes y frustración. Ahí, es en ese momento en el que los docentes debemos alzar la voz y luchar por un sistema educativo que no compare a niños, que no los haga competir.
No creo en una calificación ni en los robots, como decía Pink Floyd en la canción "Another brick in the Wall": "a fin de cuentas son otro ladrillo en la pared", no hagamos creer a los niños que son uno más en una pirámide que no nos lleva a ninguna parte.
No podemos pretender que todos los niños sean iguales, ni que entiendan los conceptos a la vez ni que tengan las mismas capacidades, todos somos diferentes y todos tenemos inteligencias diferentes.
En la etapa democrática española, se han cambiado las leyes educativas hasta seis veces, dependiendo del partido que se encontrase en el gobierno; estos cambios, muy relevantes en materia educativa, confunden, no solo a estudiantes, sino también a padres y docentes, en fin, a toda la comunidad educativa.
Por ello, desde aquí, mi llamamiento a establecer un Plan General de Educación que no pueda ser modificado según los antojos del presidente de turno.
La pregunta es ¿por qué si Gardner ya habló sobre la "teoría de las inteligencias múltiples" en el 83, seguimos apostando por una educación que pretende educar de igual forma a todos los niños independientemente de que conozcamos que tienen diferentes capacidades?
Más deberes, más exámenes, más libros no significan mayor conocimiento y por supuesto, no significan mayor calidad de la educación.
Busquemos una educación que haga reflexionar que no haga tragar a los niños conocimientos que se olvidan a los tres días después del examen. Obviamente, el sistema no ha cambiado, pero de nosotros, docentes, depende que cambie.
No estoy hablando de utopía, hablo de una realidad posible, pero en la que necesitamos ayuda por parte del gobierno y establecer una estructura educativa más personalizada, abierta y moderna.
Magisterio 2ºA
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