Antiguamente la relación de los padres y madres con el tutor/a de sus hijos se basaba en el respeto y la confianza. Dejaban a sus hijos en manos de los maestros/as, depositando en ellos toda la libertad de educar a sus niños, despreocupándose ellos mismos de participar también en ella.
La causa de todo esto era la falta de conocimientos y cultura por parte de los padres, viendo en los maestros aquellas personas capaces de ayudar a sus hijos en ser algo en la vida. Esta falta de conocimiento, hacía que el maestro tuviera toda la autoridad, teniendo los niños un papel insignificante en cuanto a sus decisiones, intereses, preocupaciones…
Todo el mundo piensa en dejar un planeta mejor para sus hijos... Cuando lo que se debería pensar es en dejar Mejores Hijos para el Planeta."
Un hijo aprende del respeto dentro de su hogar, donde recibe el ejemplo de su familia, así aprende a vivir en su país, a convivir en sociedad y se vuelve un adulto comprometido en todos los aspectos. Todo esto con la ayuda de los maestros/as en las escuelas hace posible un desarrollo integro de los niños, pero para ello es necesario la cooperación de los padres y los maestros.
En cuanto a la relación familia-escuela, aunque parece que no progresa a lo largo de los años, poco a poco gracias a los maestros/as y a su labor en las escuelas han ido mentalizando a las familias de la importancia que tiene su colaboración, de tal forma, que cada vez es más la participación y la colaboración de las familias en la escuela.
Para finalizar, tengo la certeza de podremos observar otro giro de 360º en la relación familia-escuela, consiguiendo una relación íntegra y globalizada para nuestros alumnos/as.
SARA NÚÑEZ PAJUELO.
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