Según la UNESCO, la inclusión educativa es el "derecho de todos los alumnos a recibir una educación de calidad que satisfaga sus necesidades básicas de aprendizaje y enriquezca sus vidas."
Por otro lado, la educación es un derecho humano. Es por ello que, no se debería hablar de inclusión educativa, ya que la inclusión debería de ser una de las características que defina a la educación. Es decir, se debería sobreentender que la educación es ya por sí misma inclusiva.
El pasado 26 de abril mi grupo de trabajo y yo acudimos al colegio Santa Teresa para dar una clase de Educación Física y Geometría, en un proyecto que mantienen ambas asignaturas. Estuvimos con la clase de 4ºA y pudimos comprobar el alto grado de racismo que había en el aula. En la sesión se trabajaban conceptos matemáticos a través de la educación física, por lo que había cierto contacto físico.
El juego de calentamiento consistía en un pillao en cadena, es decir, aquel que fuera pillado tenía que dar la mano al que le había pillado, y así sucesivamente hasta que todos estaban pillados. La elección de los niños, en este caso eran dos, que pillaban fue aleatoria. Uno de los niños era de origen marroquí, y cuando pillaba a algunos de sus compañeros, estos últimos se negaban a darle la mano y seguían corriendo. Ante esto nosotras actuamos, y como también participábamos en el juego, una de nosotras le dio la mano para ayudarle y pillar a sus compañeros. A partir de este momento, el juego adquirió una dinámica adecuada y esperable.
Sin embargo, en el resto de actividades volvimos a encontrarnos con situaciones similares. Concretamente, en la actividad de vuelta a la calma les pedimos que entre todos hicieran distintas figuras geométricas en el suelo con su propio cuerpo. La última figura fue un triángulo, y el niño en cuestión estaba sentado detrás de una niña. Esta estaba nerviosa, angustiada y a punto de llorar porque este niño estaba detrás de ella y la podía tocar, ya que decía que tenía virus y se los iba a transmitir. Incluso, pude ver como la niña se limpiaba en el suelo y en la ropa de otros compañeros porque el niño la había tocado.
Ante estas situaciones no supe cómo actuar. Intenté hacer ver a la alumna que no pasaba nada porque era un niño como ella. Pero, no funcionó ya que es algo que debe trabajarse durante todo el curso y en todas las etapas educativas. A nosotras nos sorprendió en gran medida que sigan ocurriendo actualmente este tipo de cosas, y sobre todo a estas alturas del curso, puesto que ha habido un año por delante para que ese niño fuese acogido por sus compañeros adecuadamente, en el caso de que este fuese su primer año en el colegio.
Por otro lado, había otro alumno con diversidad motora, dado que llevaba un corsé desde la espalda hasta los pies. El colegio no nos había informado de ello, por lo que nos pilló por sorpresa y sin adaptaciones de las actividades para que pudiera realizarlas. Ante ello, la solución de la tutora fue que el niño se quedase apartado viendo como sus compañeros jugaban. A nosotras no nos gustó la idea, y durante el primer ejercicio la mantuvimos ya que era un pilla - pilla. Pero en el resto de actividades hicimos modificaciones para que pudiera participar. Por ejemplo, en la actividad en la que tenían que formar figuras planas con su cuerpo en el suelo, en vez de que lo hicieran tumbados, se dijo que lo hicieran sentados.
Creo que siempre hay mejores soluciones que mantener a un alumno al margen y viendo como el resto de sus compañeros sí participan, aunque eso suponga emplear más tiempo o modificar o cambiar aquellas actividades o juegos que se tuvieran preparados. Debe ser el maestro el que se adapte a las necesidades de sus alumnos.
Andrea Rueda Hernando
aandreeaarh@gmail.com
2ºA Educación Primaria