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Los abusos sexuales sobre menores por desgracia han estado ocultos durante muchos años, por tanto la sociedad no tenia conciencia de la cantidad de esos abusos que se producían. La causa de estar tan ocultos es que las víctimas dependían en muchos casos de las personas que cometen esos abusos y por tanto no se podían denunciar, el menor lo único que podía hacer era padecer esos abusos en silencio.
Este tipo de abuso incluye actividades sexuales con un menor. Se parte de la base fundamental de que un niño o niña nunca, nunca, puede consentir. No es válido su consentimiento dado a la hora de participar en cualquier acto con trascendencia jurídica, pues mucho menos puede ser válido su consentimiento dado a la hora de participar en una actividad de naturaleza sexual. Por tanto, cuando cualquier agresor (por lo general un adulto) fuerza (siempre es forzada porque el menor nunca puede prestar su consentimiento) una relación de este tipo con un menor lo que está cometiendo es un crimen, crimen que está penado y que por desgracia añadida tendrá severas consecuencias en la víctima, secuelas que perdurarán en el tiempo.
Este tipo de acciones son más reprobables si cabe por cuanto son cometidas por un adulto, que son aquellos en los que los menores tienen refugio, amparo y en quienes tienen que confiar para salvaguardar su integridad y sus derechos. Es decir, les violentan aquellos quienes les tienen que proteger. Situación incluso mas grave cuando se producen los hechos en seno más íntimo del menor como es la familia.
Gracias a los estudios sobre esta lacra se pueden llegar a identificar situaciones de abuso sobre menores pues, aunque a veces los niños no reconocen la situación, hay unos indicadores tanto físicos como de conducta que están reconocidos internacionalmente que muestran y nos dan la pista para saber que hay un abuso sobre un menor o nos refieren cualquier otro maltrato.
¿De qué forma podemos reconocer estos abusos?
En cuanto al abuso sexual tenemos unos indicadores tanto físicos como de conducta. Los indicadores físicos podemos decir por regla general que son; dolor, alguna marca física, dificultad para andar y sentarse, heridas y sangrados sobre todo en zona genital o anal. A estos indicadores referidos al cuerpo de la víctima podemos añadir ropa interior rasgada, manchada o con sangre. Estos ejemplos son genéricos, desde luego estas situaciones pueden traer consecuencias mucho más amplias.
En cuanto a los indicadores de conducta que puedan mostrarnos o alertarnos de una agresión o abuso sexual sobre un menor podemos tener la existencia a regresar a casa; cambio en hábitos sociales de la propia víctima, baja autoestima, alteración en el sueño, incluso pueden existir episodios autolíticos (intento de suicido). Desde luego no acaba ahí la cosa, se pueden dar y se dan situaciones de rechazo a padres, tutores, pérdida de apetito, etc. Es decir, un cambio radical y brusco en su conducta.
Por tanto, estas situaciones de abuso así se producen lo principal es empezar a abordarlas pues sí o sí van a traer cambios en el comportamiento del menor muy graves. De esta manera por lo general podemos decir que estas consecuencia pueden ser un daño físico y psicológico del niño o niña si bien este daño dependerá del grado de maduración del menor y de la duración de la situación de abuso.
Hay otras consecuencia como son las psicológicas consistentes en cambios emocionales (baja autoestima,etc), cambios de naturaleza cognitiva donde su mayor representación son las situaciones de ocultar como malos recuerdos esas situaciones, etc.). También está reconocido que estas situaciones llevan a los menores que las han padecido a ser adultos en muchos casos depresivos, personas con trastornos por no haber superado esos abusos, etc..
Otras consecuencias que se pueden tener en cuenta por no descartarse en los estudios a nivel internacional es que estos menores que han sufrido abusos pueden llegar a ser personas adultas que de alguna manera sean abusadores.
Trasladando el abuso sexual a la enseñanza, las consecuencias en la escuela podemos decir que pueden ser:
Nos podemos encontrar con consecuencias emocionales y sociales, que afectan a la propia autoestima del menor. Los niños víctimas de abuso sexual pierden como hemos dicho la confianza en los adultos que tienen a su alrededor, no tienen referente válido, no ven en ellos esas personas que les tienen que proteger. De igual forma aparecen enseguida sentimientos de culpa, de indefensión mal interpretada, de abandono, sobre todo de tristeza y vergüenza por lo que les ha ocurrido, como si fuese su culpa. Se auto inculpan, creen que ha sido por algo que han hecho mal, que es un castigo por su comportamiento. Esto es se debe a la manipulación del autor del abuso.
De esta forma en su relación en la escuela con los otros niños puede aparecer comportamientos imprevisibles como ira sin motivo, agresividad ante situaciones más o menos normales, etc.
Significativo son las consecuencias con relación al curso del aprendizaje. Estas situaciones de abuso influyen de forma importante y negativa en la capacidad de concentración para resolver problemas, capacidad de memoria, lo que a buen seguro nos llevará a que estos niños verán alteradas sus capacidades en el aprendizaje del lenguaje, en el aprendizaje del vocabulario
Consecuencias sobre la inteligencia, el lenguaje, y desempeño académico: alteraciones en el funcionamiento de la atención, la capacidad de análisis y solución de problemas, la memoria, y dificultades para anticipar las consecuencias de sus propias conductas. Cuando estos aspectos se ven alterados, pueden producirse problemas en el lenguaje, como un retraso en su adquisición y un vocabulario pobre.
Nos preguntaremos, cómo podemos abordar a prevenir estas situaciones y sus efectos:
Para abordar estas situaciones ya producidas no cabe otra que rodear al menor de un ambiente amable, sin agresividad, natural, para que se llegue a sentir cómodo y que pueda contar lo que le ha pasado. Tener con el niño conversaciones de todo tipo, que se abra y hable de todo hasta que el mismo y sin forzar cuente lo que le ha pasado desde su perspectiva y sin auto inculparse. Tenemos que mostrarle en todo momento una vez lo cuenta que lo que le ha ocurrido no es por su culpa y el que lo ha hecho no es buena persona, aunque el sienta por esa persona adulta una atracción emocional muy grande.
De igual forma para prevenir estos abusos nada mejor que hablar con los niños y niñas y explicarles cuando tengan suficiente capacidad de entendimiento que esos actos no son buenos, no se pueden admitir y que se deben contar. Y por supuesto implicar a la escuela y a la familia en este objetivo.
Llegando a la conclusión que..
Por suerte y gracias a la intervención de Naciones Unidas y con la redacción de la carta de derechos del niño se puso de manifiesto estas situaciones y todos los países se pudieron manos a la obra para intentar erradicarlos, porque no hay mayor atrocidad que cometer un delito contra una persona ( menor de edad) que no lo puede denunciar, de ahí que sean los estados en este caso España la que se preocupe y ocupe de perseguir a los autores de estas conductas.
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En la actualidad estamos continuamente conectados, ya sea por trabajo o por ocio. Esto también puede repercutir en la forma en la que socializamos o en nuestra concentración. Estamos acostumbrados a realizar nuestras tareas diarias de forma rápida, ya que tenemos toda la información al alcance de nuestra mano. Por lo que nos hemos acostumbrado a lograr nuestro objetivo sin apenas esfuerzo.
Esto puede causar problemas con más gravedad de la que creemos, por ejemplo, crear una adicción y desconectar del mundo real. Muchos menores y jóvenes viven su vida a través de sus aparatos tecnológicos y las redes sociales, en ocasiones se ha demostrado un uso de 10 horas del teléfono móvil de media en los adolescentes. Un dato bastante preocupante. Esto afecta a su vida diaria, debido a que repercute en su concentración por lo que le resultará difícil estudiar y a su socialización.
Por lo que encontramos soluciones o estrategias como el ayuno digital, es una práctica que consiste en desconectar de dispositivos electrónicos como ordenadores, tabletas, redes sociales... durante un período de tiempo y se irá aumentando de manera progresiva. Esta estrategia nos permite desconectar del mundo digital y reflexionar sobre el uso significativo que hacemos de él. Nos otorga la oportunidad de experimentar la calma y estar libre de distracciones de los continuos estímulos de las pantallas.
De esta manera, disfrutaremos del tiempo con nosotros mismos y podremos conocernos a nosotros mismos usando nuestra creatividad y la atención en actividades relacionadas con la lectura, la pintura, las sopas de letras... Aunque es normal que durante los primeros días de este ayuno nos sintamos incomodos y con incertidumbre por saber lo que pasa a través de la red, pero con el tiempo nos acostumbraremos a desarrollar tiempo para nosotros mismo fuera de la pantalla y dosificar el tiempo que hacemos de uso para establecer límites saludables.
Considero que el ayuno digital es importante para darnos cuenta de la dependencia que hemos desarrollado hacia los aparatos tecnológicos y el internet, darnos tiempo para conocernos fuera de las opiniones de los demás en las redes sociales, desarrollar habilidades más creativas, esforzarnos más por saber... Yo misma, me marco tiempos para mi pasatiempo favorito que es la lectura. De esta manera. intento bajar las horas de uso de mi móvil y el ordenador. En ocasiones, me parece imposible desconectar de estas herramientas, pero creo que con el tiempo podré establecer límites más marcados.
Esta entrada está relacionada con mi trabajo a defender en el trabajo grupal de la asignatura Educación y Sociedad y la verdad me ha parecido súper interesante y especial. Hoy en día hay pocos conocimientos sobre qué son las escuelas de padres/familias y su objetivo fundamental, además de que algunos profesores no hacen mucho hincapié en llevarlo a cabo.
Para empezar, nos preguntaremos, ¿qué es una escuela de padres? Una escuela de padres es según un autor "una necesidad para aquellos padres que no se conforman con educar a sus hijos, sino que lo quieren hacer lo mejor posible". Con esto queremos decir que son escuelas para aquellos padres que se quieren comprometer con la educación de sus hijos, ayudarles a gestionarla así como a acompañarles.
Me parece que es un tema bastante bonito y podríamos llegar a lograr que el aprendizaje de nuestros hijos sea aún más divertido y dinámico. Hay muchas formas en las que podemos ayudar a esos padres a integrarse en la enseñanza-aprendizaje de los/as niños/as, entre ellas encontramos:
-Cuando vemos que el niño se aísla en el recreo y no quiere jugar con nadie. Se debe de tener contacto con las familias por si ocurriera en otras ocasiones que se reúna con sus compañeros del colegio
-Poner excusas para ir al colegio, esta suele ir ligada con la anterior, al igual que si presenta dolores de tripa o cabeza.
-Traer material roto del colegio, cambios de humor repentinos o incluso que intente cambiar radicalmente sus hábitos de ropa, queriendo en todo momento cubrirse lo posible.
Todos estos síntomas pueden que no sean de abusos, pero sí manifiesta varios en el centro, nos pondremos en contacto con las familias para comentarlo y abordarlo de la manera más rápida posible.
A la hora de hablar con el niño, es mejor realizarlo a través de dinámicas, preguntándole por el día a día, transmitiendo tranquilidad y confianza. No debe ser de manera directa y radical, ya que se puede sentir más vulnerable.
ACABEMOSCONELBULLYING.COM.(s.f.). Manual para padres y profesores: Acoso escolar. [Archivo PDF]. Recuperado de: https://www.acabemosconelbullying.com/recursos/pdf/MANUAL_PADRES_Y_PROFESORES_ACOSO.pdf
ELENA OCAÑA NOVILLO