" Siempre me han interesado las TICs para pensar y no solo para aplicar"- Juana Sancho Gil
Introducción
En mi camino como estudiante de Magisterio de Primaria, la educación ha sido mucho más que un conjunto de metodologías y contenidos: es el espacio donde se forma el pensamiento crítico, la creatividad y la capacidad de cuestionar el mundo que nos rodea. La entrevista con Juana Sancho Gil, catedrática de Tecnologías Educativas en la Universidad de Barcelona, me ha llevado a reflexionar sobre el impacto de la inteligencia artificial (IA) en la enseñanza, planteando preguntas fundamentales para quienes nos estamos preparando para educar a las futuras generaciones.
La IA está cada vez más presente en el aula, pero ¿realmente está contribuyendo a mejorar la educación? ¿O nos enfrentamos al riesgo de convertir a los alumnos en receptores pasivos de información sin fomentar el pensamiento crítico? A lo largo de esta reflexión, comparto mis aprendizajes a partir de la entrevista y cómo estos influyen en mi visión como futura maestra.
La inteligencia artificial y el riesgo de la dependencia cognitiva
Uno de los temas que más me han impactado de la entrevista es el concepto de sedentarismo cognitivo, que describe cómo la facilidad para obtener respuestas inmediatas puede disminuir la capacidad reflexiva de los estudiantes. Como futura docente, esto me preocupa profundamente.
Si los niños tienen al alcance herramientas que les responden automáticamente, ¿cómo podemos enseñarles a formular preguntas en lugar de conformarse con las respuestas? Me pregunto si la enseñanza se está orientando demasiado hacia el consumo de información en lugar de desarrollar habilidades como la curiosidad, el análisis y la capacidad de conexión entre ideas. Como dice Sancho Gil, la inteligencia artificial puede ser útil, pero si no la cuestionamos y reflexionamos sobre lo que nos ofrece, corremos el riesgo de perder lo que realmente nos hace aprender.
¿Puede la IA reducir la brecha educativa y ampliar el aprendizaje?
Sancho Gil también plantea dudas sobre si la IA puede realmente reducir la brecha educativa. En teoría, esta tecnología puede facilitar el acceso a información y recursos en todo el mundo, pero ¿realmente eso significa que se está democratizando el aprendizaje? Como futura maestra, pienso en los contextos en los que voy a trabajar: no todos los estudiantes tendrán el mismo acceso a herramientas digitales y, más importante aún, no todos tendrán las mismas competencias para interpretarlas críticamente.
La profesora plantea un dilema que como docente tendré que enfrentar: ¿cómo puedo ayudar a mis alumnos a distinguir entre información útil y contenido sesgado o poco riguroso? En un mundo cada vez más digitalizado, este aprendizaje será crucial.
Ética y educación en la era digital
Otra de las reflexiones que me deja la entrevista es la importancia de los principios éticos en el uso de la IA. Sancho Gil destaca que cualquier desarrollo tecnológico debe centrarse en el bienestar de las personas. Como futura docente, esto me hace pensar en la responsabilidad que tendremos al integrar estas herramientas en el aula: ¿cómo podemos asegurarnos de que la tecnología sirva para mejorar la enseñanza, en lugar de sustituir procesos fundamentales como la interacción humana y la creatividad?
Además, la profesora cuestiona si la IA realmente amplía la diversidad de pensamiento o, por el contrario, contribuye a homogeneizar las ideas. Me parece un punto clave: la educación no debe convertirse en un espacio donde los algoritmos dicten lo que es correcto sin permitir el cuestionamiento.
¿La IA fomenta la diversidad de pensamiento o genera homogeneización?
La profesora advierte que la capacidad de la IA para ampliar la diversidad de pensamiento depende de cómo se inserte en el proceso educativo. Si se utiliza como un "oráculo de Delfos", donde los estudiantes simplemente aceptan sus respuestas sin cuestionarlas, podría contribuir a la homogeneización del pensamiento. Por el contrario, si se enseña a los estudiantes a evaluar críticamente las respuestas que reciben, a identificar sus fuentes y a confrontarlas con otras perspectivas, la IA podría convertirse en una herramienta poderosa para ampliar el conocimiento.
Conclusión
El debate sobre la inteligencia artificial en educación está lejos de resolverse. Como señala Juana Sancho Gil, el verdadero reto no es la IA en sí, sino cómo la utilizamos. Su implementación exige una pedagogía crítica, donde los estudiantes no solo accedan a información, sino que aprendan a formular preguntas, analizar perspectivas diversas y desarrollar un pensamiento autónomo.
La educación no puede limitarse a seguir la lógica de los algoritmos. Como docentes y ciudadanos, debemos asumir la responsabilidad de integrar la tecnología de manera que potencie el aprendizaje y preserve el espíritu crítico que nos hace humanos.
Esta entrevista con Juana Sancho Gil me ha llevado a cuestionarme muchas de las ideas que tenía sobre el papel de la IA en la educación. Como futura maestra, mi prioridad será enseñar a los alumnos a pensar por sí mismos, a analizar lo que leen y escuchan, y a no conformarse con respuestas rápidas.La tecnología pienso que puede ser una gran aliada en el aula, pero nunca podrá sustituir el papel del docente en la formación de ciudadanos críticos y creativos. Mi objetivo como educadora será ayudar a mis estudiantes a desarrollar el deseo de aprender, porque, como dice Simone Weil, el deseo es el gran constructor de mundos y la atención su herramienta.
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