jueves, 15 de febrero de 2024

Participación democrática infantil y planificación urbana


 

Por Luciano Andrés Valencia

 

 

  Nacido en Fano (Italia) en 1940 y más conocido por su nombre artístico FRATO, Francesco Tonucci es famoso por sus caricaturas en donde se defienden los derechos de las infancias. Pero también se desempeñó como maestro, psicopedagogo, conferencista, miembro del Consejo Nacional de Investigaciones y autor de libros sobre el papel de las infancias en contextos urbanos.


   En La Ciudad de los Niños (La cittá dei bambini, 1996) relata la experiencia de su municipio natal, que la UNESCO declaró como "Defensor de las Infancias". FRATO sostiene que el principal objetivo de un Alcalde/Intendente y de un Consejo Comunal debe ser asegurar que los niños vuelvan a jugar en las calles.


   Siguiendo a Lewis Mumford (1945), arquitecto que denunciaba que las ciudades fueron planificadas para hombres trabajadores sin obligaciones familiares, sostiene que se debe realizar una planificación urbana pensada en los niños. Esto no beneficia solo a las infancias, sino también a otros sectores cuyos derechos tampoco fueron considerados.


   A modo de ejemplo menciona que el espacio que existe entre la puerta de un tren y la rampa puede ser saltada por una persona adulta sin dificultades de movilidad, pero un niño puede caer. Planificar eso pensando en la perspectiva de un niño también va a beneficiar a otros actores sociales, como las personas con discapacidad motriz o las personas mayores que se movilizan con bastón. Como dice el autor: "La Ciudad de los Niños no es un proyecto para los niños sino para la ciudad".


   El libro hace hincapié en dos instituciones que funcionan en Fano:

 

  • El Consejo de los Niños: formado por un niño y una niña de cada escuela de la ciudad, que se ocupa de revisar proyectos u obras para que se adapten a las necesidades infantiles.
  • El Programa "Proyectistas Infantiles": que promueve la creación de proyectos por parte de los niños y las niñas.

 

Algunos proyectos en los que el libro profundiza son:

 

  • "A la Escuela Vamos Solos": A fin de facilitar la autonomía infantil. Antes de la experiencia solo el 20% de las niñas y los niños iban solos a la escuela y la mayoría lo hacía en auto, pero tras su implementación la mayoría comenzó a ir solo y se redujo la movilidad en automóvil a solo el 20%. Experiencias similares en Palermo y Roma mostraron que los estudiantes reclamaban mayor autonomía.
  • "Una ciudad cerrada al tránsito": Determinados días de la semana en donde se cortan algunas calles a la circulación vehicular para que los niños y las niñas vuelvan a jugar en ellas.
  • Restaurantes, hoteles y lugares de turismo adaptados a las necesidades infantiles.

 

   El libro denuncia además los "consejos terroristas" (decirle a los niños que todos los extraños son peligrosos) porque no fomentan el lazo social y la construcción comunitaria, y los centros infantiles diseñados para favorecen la vigilancia.


   Hacia el final del libro hay tres entrevistas sobre el tránsito, la participación democrática y las ciudades educativas, una recomendación de material bibliográfico para ampliar sobre el tema (en italiano), la Declaración de los Derechos del Niño (1989), una "Carta Abierta a los Ciudadanos de Fano" y un artículo del arquitecto Lewis Mumford.


    En Argentina –desde donde escribo estas líneas, aunque creo que en los países donde lean esto la situación debe ser similar- existen Consejos de Niñez, Adolescencia y Familia a nivel nacional, provincial y municipal. Pero se encuentran formados por personas adultas que hablan en nombre de las infancias.


   Por ello la obra de FRATO y la experiencia de Fano nos pueden dar herramientas para empezar a implementar dispositivos similares en nuestros lugares de origen, en donde sean las mismas niñas y niños quienes trabajen y proyecten para el cumplimiento de sus derechos. Y como dice el autor, este será un proyecto para toda la cuidad y no beneficiará solo a las infancias. 

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