jueves, 7 de febrero de 2019

La sexualidad humana en los pueblos originarios prehispánicos

La sexualidad humana es una dimensión formada por las características biopsicosociales de cada persona, donde el funcionamiento biológico y cognitivo de cada persona  interaccionan  con el ambiente sociocultural en el cual vive. De esta forma, le permiten construir patrones de comportamiento para expresar su sexualidad en cada fase de su desarrollo, en cada época histórica y en cada sociedad (Carballo 2002).  
Desde siempre el ser humano ha estado vinculado a la sexualidad, formando parte la esencia de cada persona, permitiéndole sentir y comunicarse a través de su cuerpo (Cerviño et al 2009 ). Por este motivo, en las sociedades actuales como en las pasadas, la sexualidad ha estado presente en todas las esferas de la vida y ha sido uno de los ejes de la configuración de la cultura y del ser humano. 
Tal y como reconoce Montejo (2012), las sociedades prehispánicas no fueron una excepción, participaron en torno a la organización social y la forma de ver e interpretar el mundo debido a que poseían distintas concepciones de cómo actualmente es concebida. A pesar de que existen diversos  trabajos relacionados con el tema, pocos investigadores han estudiado de forma exhaustiva esta cuestión debido a que su estudio es mayoritariamente inédito (Rodríguez y López 2009). El por qué se ha dejado de lado tanto tiempo la investigación sobre la sexualidad es debido a los prejuicios que de su estudio se derivan, relegando su estudio al campo de la biología. 
El estudio de la sexualidad trasladado a los antiguos pueblos prehispánicos es muy complejo pues la  ausencia de un único modelo a la hora de concebir la sexualidad dificulta su vínculo con la cosmovisión y la organización de la vida humana.
Los grupos nahuas trataron la sexualidad desde la moderación mientras que los mayas la hicieron de forma más fluida (Houston y Taube 2010).  No obstante, ambos pueblos mediante la sexualidad querían conseguir el bienestar de la sociedad.  Por ello, para la correcta comprensión de ésta en las antiguas sociedades mesoamericanas es esencial entender su cosmovisión, pues ésta construye una red de significados en las que se entreteje las concepciones sobre la sexualidad.

En Mesoamérica la cosmovisión se basaba en categorías duales opuestas que dividían los espacios principalmente en partes masculinas, asociadas a lo luminoso y caliente y partes femeninas, asociadas a lo oscuro y frío  con el fin de complementarse para mantener una armonía que equilibrara el cosmos (López Austin 1980).
El origen del cosmos residía en la religión, pues este se debía a seres o energías sobrenaturales.

Entre los nahuas, la pareja esencial estuvo formada por las deidades Tonacatecuhtli y Tonacacíhuatl dando origen a ese principio dual, mientras que los mayas expresaban esa dualidad con las deidades Ixchel e Itzamná. Para ambos pueblos, los principios femeninos y masculinos eran esenciales pues conformaban una unidad cósmica y social (Montejo 2012).

Figura 3. La diosa Ixchel, expulsada de Tamoanchan, porta en su mano izquierda un excremento que representa la sexualidad y el pecado. Códice Telleriano-Remensis, (López Austin 2010)

Esta dualidad del cosmos no se limitó a los procesos divinos, sino que también comprendió aspectos de la organización de la vida humana como la división sexual; a partir de la cual se diferenciaban los papeles femeninos y masculinos y se otorgaba mayor o menor importancia a las actividades realizadas por hombres o mujeres en relación a la división del trabajo (Rosales 2006). Igualmente para López Austin (2010), encontramos una dualidad en la esfera política donde la división cósmica entre  masculino y femenino se reflejaba en la doble naturaleza de los cargos públicos.  Incluso en la propia biología del sexo, destaca la pertenencia de la sexualidad al sector femenino del cosmos, donde la sexualidad se asociaba a lo terrenal, frío, muerto y oscuro del vientre preñado, mientras que el semen, ya corrupto, servía para crear una nueva vida. 

Luis Miguel Romo Castañeda 


Referencias bibliográficas

Carballo, S. (2002). Educación de la expresión de la Sexualidad Humana. Revista Educación, 26(1), pp. 29-46.
Cerviño, M., Hernández, G., Moruno, T., Varilla, M., Moral, M., Lorenzo, A. y Blaya, R. (2009). Coeducación: dos sexos en un solo mundo. Madrid: Ministerio de Educación, Política Social y Deporte de España.
Houston, S. y Taube, K.(2010). La sexualidad entre los antiguos mayas. Revista de Arqueología Mexicana, 104, pp. 38-45.
López Austin, A. (1980). Cuerpo Humano e Ideología. Las Concepciones de los Antiguos Nahuas. México:  Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.
López Austin, A. (2010). La sexualidad en la tradición mesoamericana. Revista de Arqueología Mexicana, 104, pp. 26-37.

Montejo Díaz, M. (2012). La sexualidad maya y sus diferentes manifestaciones durante el periodo clásico (Tesis Doctoral, Universidad de San Carlos de Guatemala). Recuperado de  http://www.biblioteca.usac.edu.gt/tesis/14/14_0469.pdf.

Rodríguez, M. y López. (2009). Antropología y arqueología de la sexualidad: premisas teóricas y conceptuales. Contribuciones desde Coatepec, 16, pp. 77-89.
Rosales, A. (2006). Género, Cuerpo y Sexualidad: Un estudio diacrónico desde la Antropología Social (Tesis Doctoral, Universidad Autónoma Metropolitana de México). Recuperado de http://tesiuami.izt.uam.mx/uam/aspuam/presentatesis.php?recno=13993&docs=UAMI13993.pdf.

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