En la asignatura de Tratamiento
Educativo de las Dificultades y de la Diversidad de necesidades específicas en
Educación Infantil, ayer tuvimos una pequeña sorpresa en clase: dos familias
completas de dos alumnos de tres años
compartieron con nosotros un momento muy especial. Nos contaron dos bonitos cuentos
que hicieron que todos nos sintiéramos felices y emocionados.
Esta experiencia tenía el
objetivo de hacer ver a nuestros alumnos
que es fundamental el trabajo coordinado entre la familia y el colegio. Y muy
especialmente cuando tenemos que trabajar con alumnos que presentan alguna
dificultad o con niños/as acneaes. A veces es duro tener que trabajar con los
papás y mamás, a veces nuestra labor es incomprendida, criticada, mal
interpretada…… pero es imprescindible contar con la familia como gran aliado de
nuestra labor docente.
Y para conseguir este objetivo
debemos trabajar, previamente, para construir la figura del papá o la mamá
participante. A través de tutorías, a
través de compartir experiencias, a
través de pequeños encuentros……..pero sobre todo, dejando que los papás entren
en nuestra aula. Abriendo nuestra clase para que ellos puedan ver a sus hijos
en su entorno escolar, para que comprueben su capacidad o necesidad, para que
entiendan los comentarios que después oirán de la tutora.
No nos referimos a que nuestras
clases estén todos los días y en todas las sesiones llenas de padres, de forma
descontrolada. Nada más lejos de la realidad. Consiste en programar pequeñas actividades donde, de forma
organizada y estimulada, los papás puedan participar.
En este caso se presentó una
experiencia que llevamos a cabo, desde hace varios años, en mi centro, en el
aula de 3 años. Lo llamamos el “cuentacuentos
familiar”. Consiste en que cada viernes, a primera hora, familiares de uno
de los alumnos va a clase a contar un cuento. Previamente se han apuntado
libremente en una lista con el cuento que van a contar y la fecha concreta.
Algunos utilizan marionetas, otros caretas, otros personajes de cartón o goma
eva y otros utilizan únicamente las ilustraciones del cuento y la voz. Los
padres o hermanos o abuelos…..llegan nerviosos, los niños se muestran
fascinados…..la seño colabora para crear un buen clima, ayuda, motiva,
completa…..es la primera que se ríe y disfruta……..los padres se van encantados,
maravillados por lo que han visto y muy, muy agradecidos…….pero el último
gracias lo pronuncia la seño al despedir a esos familiares que desde ese
momento valora más el trabajo del maestro y valora más el interés educativo de
la etapa.
Esta grata experiencia quisimos
llevarla al aula de la Facultad. Los padres aceptaron encantados y allí
estuvieron contando en primer lugar el cuento “A qué sabe la luna” y en segundo
lugar “El monstruo de colores”. Ana, la mamá de Hugo, nos contó un cuento
precioso mientras el papá sujetaba el lienzo. Hugo ayudaba a mamá encantado y
participando de los diálogos. Carmelo, el papá de Alejandro, nos habló del
color de las emociones e incluso el peque fue eligiendo a los alumnos que mejor
reflejaban, con gestos, el miedo, la alegría o la tristeza.
¡Qué buen momento! Sonrisas,
buen ambiente y toda la comunidad hablando de educación.
¿Queremos educación integral?
Pues integremos a las familias en nuestra aula, serán
nuestros mejores aliados.
Gracias papás y mamás por
enseñarnos tanto.
Purificación Cruz Cruz
Javier Rodríguez Torres