miércoles, 15 de marzo de 2017

Compartiendo vivencias desde "atención educativa a las dificultades de aprendizaje"

Comparto con todos una experiencia personal. Soy de nacionalidad Rumana y resido en España desde hace casi 15 años, estoy casada con un ciudadano Español y tengo una niña y un niño de 9 y 7 años respectivamente.

Mi hermano y su mujer también vinieron a España hace 10 años, inicialmente, ante un futuro por despejar aquí, tuvieron que dejar a su hijo en Rumanía, viéndolo únicamente una vez al año.

Hace seis años, cuando el niño contaba con 9 años, vino a pasar el verano con sus padres con la idea de regresar en Septiembre a Rumanía para comenzar allí el curso escolar, equivalente a 3º de primaria. Tras hablar con mi marido, decidimos que el niño se tenía que quedar con nosotros y escolarizarlo en el colegio de Nambroca, donde también estudian mis hijos. Tras hablar con sus padres, les pareció buena la idea y accedieron a que se escolarizara con mis hijos y se quedara ese primer curso a vivir con nosotros. Ellos, mientras tanto, tenían ese año para buscar una casa suficientemente grande para vivir todos a partir del siguiente año.

Lo primero que hice en septiembre fue ir a hablar con el Director del CEIP "La Fuente" de Nambroca y le conté el caso. Muy amablemente se ofreció a ayudarnos en todo lo que necesitamos para realizar la matricula del niño que, creo que no he comentado, no hablaba nada de castellano.

Comenzaron las clases, al principio fue duro, el cambio para el niño había sido muy grande y el idioma durante un tiempo fue un hándicap importante. Hay que agradecer el apoyo y la comprensión de los profesores esos primeros meses así como la buena acogida que tuvieron con él los niños de su clase. El que fuera acompañado por sus primos pequeños le ayudó y animó en los momentos difíciles.

Nosotros, dentro de lo que podíamos hacer, le inscribimos en alguna actividad extraescolar que él mismo decidió (judo), le llevamos a todos los cumpleaños de los niños de la clase y, todos los fines de semana nos acercábamos a ver a sus padres. Todo ello con el objetivo que fuera integrándose poco a poco.

Pasado el primer trimestre, el niño ya hablaba y entendía bastante bien el idioma lo que le fue facilitando la integración en el colegio.

Hay que destacar que ese primer curso lo terminó aprobando completamente, para finalizar, coincidiendo con su cumpleaños le realizamos una fiesta a la que acudieron todos los niños de su clase poniendo punto final a ese primer año, muy duro al comienzo y con final feliz.

Hay que decir, para finalizar, que el niño hasta la fecha, ya con sus padres a partir de ese primer año, ha ido aprobando todos los cursos siguientes y ya va perfilando sus preferencias para comenzar sus estudios universitarios cuando llegue el momento. Como dato anecdótico también quiero apuntar que, todavía hoy cuando nos cruzamos en el pueblo con algún compañero suyo de aquel primer año, se acuerdan y me preguntan por él.

Lena Antochi
1º de Educación Infantil #AEDAUCLM

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