Los trastornos de la comunicación, el lenguaje y/o el habla, asociados o no a algún tipo de discapacidad, constituyen para la Escuela actual un tema de especial interés; no sólo por las repercusiones negativas que tienen para el desarrollo óptimo del niño sino también por su influencia directa en el rendimiento académico de éstos, y que pueden llegar a configurar el origen de su futuro fracaso escolar.
Entre todos estos, el Trastorno Específico del Lenguaje (T.E.L.) es, sin duda, una de las patologías que dentro del contexto escolar configuran uno de los grandes retos para todos los docentes implicados en la educación de estos niños, dadas las características tan heterogéneas que este cuadro presenta y que dificultan tanto su diagnosis, como clasificación, tratamiento e intervención clínica y educativa.
Según la A.S.H.A. (American Speech – Language – Hearing Association, 1980) el T.E.L. se define como: “Una anormal adquisición, comprensión o expresión del lenguaje hablado o escrito. El trastorno puede implicar a todos, uno, o algunos de los componentes fonológico, morfológico, semántico o pragmático del sistema lingüístico. Los individuos con trastornos del lenguaje presentan con frecuencia problemas de procesamiento del lenguaje o de abstracción de la información significativa para el almacenamiento y recuperación por la memoria a corto y largo plazo”. Constituyéndose como un trastorno – persistente en el tiempo con un pronóstico negativo si no se resuelve en los primeros años de vida – donde el niño afecto no desarrolla el lenguaje esperado para su edad; mostrando un desarrollo lingüístico caracterizado por un retraso a nivel expresivo y/o comprensivo, que no es secundario a ningún déficit sensorial, neuromotor, cognitivo y/o socioemocional. Y que como consecuencia, durante su escolarización interfiere en la adquisición, desarrollo, afianzamiento y/o generalización de aprendizajes básicos como la lecto – escritura o la construcción de discursos verbales complejos, dificultando su rendimiento académico y desarrollo interpersonal.
Dada la amplitud de problemas que pueden considerarse dentro de esta patología y que pueden llegar a dificultar en la primera infancia la realización de un diagnóstico temprano y diferencial con otras patologías – Retrasos de Lenguaje, Trastornos Generalizados del Desarrollo… –, se han elaborado un gran número de modelos explicativos en relación al procesamiento y organización del lenguaje, que están permitiendo tanto una diagnosis precoz como diseñar tratamientos más eficaces, en función de la clasificación de este trastorno en sus diferentes subtipos. Siendo las descripciones efectuadas por Rapin y Allen (1983, 1987) – en base al componente lingüístico más afectado – unas de las más utilizadas debido tanto a su carácter práctico como a su completa y exhaustiva delimitación de los diferentes grupos de T.E.L.; que en la actualidad, se han reagrupado en tres grandes categorías clínicas gracias a la reformulación de la taxonomía original que, en 1996, Rapin hizo (Cuadro tomado de: Mendoza, E. 2001. Trastorno Específico del Lenguaje (TEL). Concepto y clasificaciones, 1, 34 – 35. Málaga, Ediciones Pirámide):
TRASTORNOS DEL LENGUAJE EXPRESIVO | DISPRAXIA VERBAL: Los niños tienen problemas fonológicos y articulatorios, y hablan con mucho esfuerzo y poca fluidez. Si los problemas expresivos son muy severos, se hace muy difícil la evaluación de sus destrezas sintácticas. |
DÉFICIT DE PROGRAMACIÓN FONOLÓGICA: La producción verbal imprecisa e ininteligible es el problema principal de los niños de este grupo. Presentan habla fluida, y en algunos casos incluso su débito puede ser abundante, aunque no consiguen el mínimo de calidad ni claridad para hacerse entender por sus interlocutores. La mayoría de estos niños mejora durante la edad escolar, por lo que el problema se considera menos severo que el que presentan los niños pertenecientes al grupo de dispraxia verbal. | |
TRASTORNOS DEL LENGUAJE EXPRESIVO Y RECEPTIVO | AGNOSIA VERBAL AUDITIVA: Los niños con este problema no comprenden el lenguaje, aunque sí los gestos simbólicos, y si su edad y madurez lo permiten, pueden aprender rudimentos de lectura. Este tipo de T.E.L. es muy poco frecuente. |
DÉFICIT FONOLÓGICO – SINTÁCTICO: Los niños pertenecientes a este grupo tienen dificultades de articulación, fonología y morfosintaxis, tanto de tipo expresivo como receptivo. Emiten enunciados muy cortos con frecuente omisión de palabras función y de marcadores morfológicos. Los problemas de comprensión son menores que los de producción, y sólo se evidencian en el lenguaje abstracto y descontextualizado. | |
TRASTORNOS DE PROCESAMIENTO DE ORDEN SUPERIOR | DÉFICIT LÉXICO – SINTÁCTICO: Este subgrupo de niños tiene dificultades léxicas, morfológicas y de evocación de palabras. Les cuesta encontrar la palabra correcta, y la suelen eludir con parafasias imprecisas que pueden recordar a algunos tipos de anomia afásica. Rapin y Allen describen la sintaxis de este subgrupo como inmadura para su edad, aunque las habilidades fonológicas y articulatorias se encuentran dentro de la normalidad. |
DÉFICIT SEMÁNTICO – PRAGMÁTICO: Rapin y Allen dicen que los problemas lingüísticos de estos niños no siempre se identifican como propios de un T.E.L. Aunque su habla es fluida y estructuralmente correcta, presentan problemas severos de comprensión del significado de mensajes verbales, ya que los suelen interpretar de una forma completamente literal. No responden adecuadamente a las preguntas, o lo hacen basándose sólo en alguna palabra que hayan comprendido, sin tener en cuenta el mensaje en su conjunto. Pueden presentar lenguaje ecolálico y perseveraciones. |
No obstante, a pesar de todas las dificultades encontradas en la delimitación de este trastorno; en definitiva, es obvia la necesidad de ayudar de forma precoz a estos niños; configurándose la Escuela – en coordinación tanto con la familia como con los diferentes especialistas que intervengan en el tratamiento – como uno de los pilares básicos que sustenta su rehabilitación y que posibilita la integración de la intervención en contextos comunicativos reales a través de la orientación y la intervención en grupos de lenguaje que se prolonguen más allá de los seis años, y se centren, además de, en las dimensiones lingüísticas alteradas, en aspectos como la lectoescritura o cognitivos y pragmáticos que a corto plazo posibiliten alcanzar a estos niños un currículo escolar normalizado.
Por este motivo, el próximo viernes 11 de marzo a las 11.00 de la mañana, participaré con una charla dirigida al alumnado de la asignatura “Atención educativa a las dificultades del aprendizaje” – de la que son responsables los profesores D. Ricardo Fernández Muñoz y D. Luis Rodríguez Bausá – de primer curso del Grado de Educación Infantil en la Facultad de Educación de Toledo; donde además de profundizar de forma teórica en el conocimiento del T.E.L., se intentará – mediante rondas de preguntas, el establecimiento de debates, la experimentación con material… –, propugnar un enfoque práctico que ayude a estos futuros maestros – con independencia de la especialización por la que decidan optar – a contactar con la realidad escolar en el ámbito de las necesidades educativas especiales.
Porque “un niño o una niña que no habla, no comprende correctamente o no sabe expresarse según corresponde a su edad es una persona condenada al fracaso escolar, pues el lenguaje es el mejor vehículo para “aprender a aprender”.” (Cita tomada de: Gallardo, J.R. y Gallego J.L. 1995. Manual de Logopedia Escolar. Contraportada. Málaga, Ediciones Aljibe).
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