En los últimos años, las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han adquirido un papel muy importante en los procesos educativos. En la educación primaria su incorporación ofrece múltiples posibilidades para enriquecer las metodologías, fomentar la motivación del alumnado y facilitar una enseñanza más personalizada y dinámica. Las TIC no solo nos permiten acceder a una gran variedad de recursos multimedia, sino que también facilitan nuevas formas de comunicación, trabajo colaborativo y evaluación.
La presencia de estas tecnologías en el aula puede ayudar a reducir problemas y limitaciones de aprendizaje si se usan de manera inclusiva, creativa y pedagógica. Sin embargo, todo ese potencial no se adquiere automáticamente. Su éxito depende en gran medida de la formación, actitud y competencia del profesorado que las implementa. Por ello uno de los grandes retos de la educación actual es garantizar que todos los docentes cuenten con una preparación sólida en el uso de las TIC.
En las aulas de hoy en día vemos que muchos profesores utilizan estas herramientas digitales de forma instrumental, limitándose a sustituir actividades tradicionales sin una reflexión sobre su valor pedagógico. Para superar este enfoque, es necesario que la formación docente incorpore una dimensión crítica y práctica del uso de las TIC. Esto quiere decir ir más allá del uso técnico de dispositivos o webs, y centrarse en cómo integrarlas de forma coherente en el diseño de situaciones de aprendizaje significativas.
Las universidades como medio de educación inicial, tienen la responsabilidad de preparar a futuros maestros para un entorno educativo digital. Esto requiere no solo cursos específicos, sino también experiencias integradas en las prácticas escolares, donde el uso de las TIC sea parte natural de la planificación, la interacción con el alumnado y la evaluación. A su vez cuando ya estén trabajando deberían poder seguir aprendiendo y actualizándose a través de cursos y talleres, compartiendo ideas con otros compañeros.
Por último, es importante señalar que el uso de las TIC debe estar siempre al servicio de los valores de una educación inclusiva, democrática y centrada en el desarrollo integral del alumnado. La tecnología, por sí sola, no transforma la educación sino que lo hacen los docentes con formación, visión pedagógica y compromiso. Apostar por su formación es, por tanto, algo imprescindible para una educación de calidad en el siglo XXI.
David Serrano Juez. 2º Educación Primaria.
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