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miércoles, 14 de mayo de 2025

Reflexión sobre la brecha digital en la educación


En la actualidad, la tecnología se ha convertido en un factor imprescindible en todos los ámbitos de nuestra vida. Vayas donde vayas, estamos rodeados de tecnología. Por ejemplo, cuando vamos a la carnicería, vemos el número reflejado que nos indica el turno; en los semáforos, la tecnología nos señala cuándo pasar para evitar accidentes; o incluso en el cine y en otras actividades de ocio, siempre hay algo tecnológico. A cada paso que damos, nos encontramos con la tecnología.
Por eso, en mi opinión, es tan importante prestarle atención a la educación en este ámbito. En la sociedad actual en la que vivimos necesitamos que los alumnos estén preparados para enfrentarse a los desafíos del mundo moderno, y, si vivimos rodeados de tecnología, está claro que hay que enseñar a hacer un buen uso de ella desde las aulas.
Aquí es donde entran las famosas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), que han abierto muchísimas oportunidades para acceder a recursos educativos y mejorar el aprendizaje. Sin embargo, también ha surgido un gran problema que se conoce como la brecha digital.
Muchas personas piensan que esta brecha digital solo tiene que ver con no tener acceso a dispositivos electrónicos o a Internet. Y aunque esto es cierto, en mi opinión, hay un aspecto que no se menciona tanto y que también forma parte del problema: la alfabetización digital. Es decir, no solo importa tener un ordenador o conexión a Internet, sino también saber usar bien esas herramientas. Aquí es donde vemos diferencias no solo entre los estudiantes, sino también entre los propios docentes.
Estas desigualdades en el uso y manejo de la tecnología no surgen por casualidad, sino que están directamente relacionadas con el nivel socioeconómico de las familias, el entorno en el que viven y los recursos con los que cuentan los centros educativos. Por ejemplo, los estudiantes de zonas rurales suelen tener más dificultades para acceder a las TIC en comparación con los que viven en las ciudades. Y esta diferencia limita sus oportunidades de aprender y crecer en igualdad de condiciones.
En mi opinión, este es un reto que aún no tiene una solución clara. A veces se intenta arreglar con "parches" que solucionan cosas pequeñas, pero no solucionan el problema grande. También, creo que hay que tener en cuenta que no solo afecta a los alumnos, sino también a los profesores. Ellos también tienen que adaptarse constantemente a nuevas herramientas digitales, y no siempre tienen la formación suficiente para hacerlo.
Por eso, creo que el reto es doble: garantizar el acceso a la tecnología para todos y formar tanto a los docentes como a los estudiantes en competencia digital. La educación debería ser un derecho igual para todos, sin importar el contexto social, económico o geográfico.
En conclusión, pienso que la solución podría pasar por invertir en infraestructura tecnológica, capacitar a los docentes en competencia digital y diseñar políticas que realmente reduzcan la brecha digital. Solo así conseguiríamos una educación más justa, inclusiva y adaptada al mundo en el que vivimos.
IKER JUÁREZ MORERA. 
e-mail:  juareziker2005@gmail.com

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