La Ley General de Educación (LGE) de 1970 fue el primer gran paso hacia la modernización del sistema educativo español, aunque no fue hasta la aprobación de la Ley Orgánica de Derechos y Libertades de los Extranjeros en España y su Integración Social en 2000 y la Ley Orgánica de Educación (LOE) en 2006 que se produjo un avance más sustancial en términos de calidad educativa. La LOE fue un intento por unificar y mejorar el sistema, y también estableció la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) para todos los estudiantes hasta los 16 años.
La más reciente reforma educativa, la Ley Orgánica de Modificación de la LOE (LOMLOE) de 2020, trajo consigo una serie de cambios que buscaban abordar algunos de los desafíos persistentes, como la reducción de la repetición escolar, la mejora de la educación pública frente a la privada y la incorporación de nuevas metodologías centradas en la digitalización y el aprendizaje activo. Esta ley también hizo hincapié en la educación inclusiva, intentando garantizar que todos los estudiantes, independientemente de su origen o condiciones sociales, pudieran acceder a una formación de calidad.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos por modernizar y democratizar la educación en España, las reformas han sido objeto de controversias y debates políticos. Cada cambio legislativo en materia educativa ha sido influenciado por las ideologías políticas dominantes, lo que ha generado una falta de estabilidad normativa en el sistema educativo. Esto ha ocasionado que, en ocasiones, los avances logrados en una reforma sean revertidos por la siguiente, lo que dificulta el establecimiento de una educación coherente y estable a largo plazo.
DANIEL LANCHA GUTIÉRREZ
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