Las tecnologías de hoy en día han cambiado nuestra percepción del mundo que nos rodea.
Los aspectos positivos observables que se deben recalcar, es que los videojuegos contribuyen al desarrollo y mejora de capacidades mentales como la atención, concentración, rapidez para la toma de decisiones, memoria, perseverancia, estrategia, tolerancia a la frustración, evaluación o comparación de relaciones ganancia-riesgo, etc.
Es una herramienta educativa muy útil e interesante para atraer a los más pequeños y mejorar su desarrollo académico, a pesar de su mala imagen, ya que los videojuegos suelen ser criticados por aquellas personas que piensan que se trata de un simple entretenimiento y que puede llevar a acarrear futuros problemas en el aula, tales como la agresividad o el bajo rendimiento.
La gamificación consiste en desarrollar determinadas aplicaciones de videojuegos sobre ciertas asignaturas académicas para así motivar al alumnado a que cumplan sus propósitos y metas mediante pequeñas recompensas en un entorno digital, amigable y relacionado con el ocio, la diversión y el relax.
Algunos de los beneficios que se pueden obtener al trabajar con los videojuegos en el aula son: aprendizaje experiencial distinto, impacto positivo en la respuesta emocional y en la creatividad de los alumnos, enseñanza de estrategias de memorización, conocimientos y repeticiones, promoción en la resolución de problemas complejos, incrementación de la motivación y la autoestima y el uso de herramientas digitales y entornos virtuales convierte el proceso de aprendizaje en una actividad más social y colaborativa, favoreciendo una mayor interacción a medida que evoluciona.
La obsesión por los videojuegos puede derivar en ludopatía, que es un desconcierto adictivo que se caracteriza por un deseo psicológico, imposible de controlar, por el juego que de manera permanente y sucesiva afecta de forma negativa tanto a la vida personal, familiar, social o laboral. Esto puede apoyarse en una inclinación hacia la marginación. Las personas ludópatas consideran las pantallas como una prolongación de la realidad. Esta enfermedad puede derivar en diferentes consecuencias: problemas físicos como pueden ser el insomnio o dolor de cabeza, problemas en los diferentes ámbitos; familiar, social, escolar, etc y problemas de condición legal.
Ángela Muñoz García, 2º Magisterio Infantil,
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