Comparto con los seguidores de El Recreo la experiencia personal de un chico que sufre discapacidad, el cual publica cada dos meses algo personal, la revista se llama La Partida de Camuñas.
Me quedo mirando el calendario, ese que hay colgado en la pared de la cocina, tiene los números grandes con espacios suficientes para llenarlo de notas, no nos vale cualquier calendario se podría decir que durante los próximos doce meses va a ser el diario de mi casa.
Se coloca todos los años el 1 de Enero a primera hora de la mañana, no antes, da mala suerte si lo cambias antes de que el ultimo día haya terminado, hay que apurar los años hasta el final. Luego guardamos el viejo junto a los demás, creo que son veinte, desde el año 1995.
Es muy curioso echar un vistazo de vez en cuando. Encuentras días con vacunas, bodas, vacaciones, reuniones de colegio. Los días con un gran círculo son los cumpleaños y los que tienen una X son citas para el médico.
Me llama la atención la X del 16 de Septiembre, es para mí, pone rehabilitador y más abajo toxina butolítica… ¿Ya han pasado cinco meses? No puedo evitar acordarme de lo que duelen los dichosos pinchazos por mucho que la doctora me eche el Fu-Fu (curioso nombre que mi madre le ha puesto a la anestesia local en spray)
Sobre la toxina butolítica decir que os sonara más como Botox y que además de quitar arrugas a los famosillos se utiliza en medicina como relajante muscular que inyectado directamente en los músculos hace que estos recuperen parte de su movilidad. Sus efectos beneficiosos aparecen a las dos semanas de la infiltración y la duración del efecto dura de tres a cinco meses. Los efectos secundarios son pocos y transitorios dependiendo del musculo al que se inyecte la toxina.
Esta recomendado para las personas que sufren espasticidad o lo que es lo mismo músculos tensos y rígidos que generalmente se deben a una alteración del sistema nervioso central que provoca un aumento del tono muscular o rigidez, dificultando total o parcialmente el movimiento de los músculos afectados.
La espasticidad no se cura se trata, se intenta atenuar y prevenir males mayores como las contracturas fijas o malformaciones de los huesos con la fisioterapia, la cual es imprescindible en la vida de una persona con discapacidad física.
Ha llegado el día X, es peor pensarlo que pasarlo. Como siempre me llevo a mi abuelo, estoy convencido que estando él cerca me duele menos. En la sala de espera me habla de tractores y de campo, me gusta escucharle y se me olvida que estoy en un hospital y que pronto va a salir mi nombre en la pantalla, esa que tienes que estar muy atento porque refleja el sol y parece que este apagada.
Una vez dentro de la consulta mi madre se adelanta y le dice a la doctora que me eche el Fu-Fu antes de pinchar (por si acaso se le olvida) y no sé como pero la entiende. Ya sé porque se llama anestésico local, la sensación es la misma que si meto la mano al congelador, ahora el pinchazo es lo de menos.
Ya en casa una buena siesta, un masaje y como nuevo.
La próxima vez habrá que apuntarlo en el nuevo calendario del 2017, la cita del 16 de Septiembre ya es historia!!
MARÍA ROMERO PRIVADO
1º CURSO MAGISTERIO INFANTIL
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