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sábado, 24 de mayo de 2025

Mi experiencia acerca del ayuno digital por 24h.

¡Buenas a todos y todas amig@s virtuales! Hoy os traigo una reflexión acerca de mi experiencia sobre el ayuno digital. 
Primero permitidme que contextualice, yo soy una chica que utiliza su móvil una media de 5h al día, probablemente días de más estrés 3h y días de más descanso pueda superar las 6h diarias, sí lo sé ¡Una barbaridad!, la verdad que me gusta bastante hacer fotos y vídeos, dejar constancia de dónde estoy y lo que hago, no necesariamente para publicarlo, sino como carrete y álbum para recordarlo siempre que quiera. Además, no puedo negar que me gusta bastante meterme a redes sociales como evasión, distracción y como fuente de inspiración y creatividad. 
Por lo que cuando el profesor nos sugirió hacer ayuno digital durante 24h, me lo plantee como un reto, sabría que me costaría porque es estadísticamente imposible que salga de casa sin mi teléfono móvil, ya no por nada, ni si quiera por si me van a llamar, porque probablemente esto no ocurra, sino porque me siento cómo más segura con él, es una sensación extraña y difícil de explicar, ya que simplemente por el hecho de llevarlo encima me siento más segura. 
Al principio no encontraba el momento, y buscaba en mi cabeza que día sería el mejor para hacerlo. 
Sería mejor un día de clase, con lo que eso conllevaba, tener que coger autobús el cual requiere bono digital, en la universidad utilizar el internet o el ordenador para apuntes, volverme a casa con el bono digital del autobús y un largo etc. O sería mejor un finde semana, estaría en casa, pero claro cómo me enteraría de lo que hablan mis amigos/as, y si hacen planes, ¿Y si algún profesor manda alguna notificación al campus?, ¿Y si los de clase hablaban para decir algo importante por el grupo? y otra vez un largo etc. ¡Nunca era buen momento! Hasta que.... llegó el famoso apagón. El 28 de abril de 2025. 
Un día aparentemente normal, todo dejó de funcionar, las pantallas digitales, los proyectores, la luz, los semáforos... y entonces que no funcionara el internet para utilizar el móvil pasó a un segundo plano, porque ya no era tan importante no poder utilizar el teléfono para el internet o las llamadas, y es que España entera (y parte del extranjero) estaba sin luz y cobertura de manera general, no había luz con lo que eso conllevaba; no iban los semáforos, puertas automáticas, gasolineras, trenes, bares... Menos mal que en muchos lugares había generadores y gracias a ellos no fue del todo tan catastrófico. 
Con respecto a mí, ese día por "obligación" no pude comunicarme y tener contacto a través del teléfono móvil desde aproximadamente la 13:00 del medio día hasta las 03:58 del siguiente día. 
No lo voy a negar pasé un poco de angustia. Ese día (28 de abril) me recogía mi padre de la universidad (en vez de irme en el autobús como el resto de los días), y primer problema que se me vino a la mente: ¿Cómo me voy a comunicar con él para que me recoja? Después de camino a casa, mi cabeza era un mar de dudas, ¿Cómo estará el resto del mundo? Y también con respecto a mi familia, ¿Cómo vamos a calentar la comida hoy? Según pasaba el día, a mí la angustia no se me quitaba, además esa semana teníamos bastantes trabajos y cosas pendientes y a mí no me venía bien ese día de "vacaciones", dado que no podíamos avanzar ya no solo por no tener internet, sino porque no podíamos cargar el ordenador. 
Dejando todo esto de lado, agradecí mucho que hiciera un día tan bueno, lleno de sol y luz. A media tarde vino una amiga mía a mi casa, y me recordó mucho a cuando éramos "pequeñas" y no teníamos móvil e íbamos a casa de la otra para salir. Vino con su perrita, llamó a la puerta (claro no llamó al timbre) y yo no le pude contestar por el telefonillo, sino que abrí, y la vi con su perrita y dispuesta a que nos fuéramos a dar un paseo a las perras. Fue lo mejor del día sinceramente, las dos paseando a las perras, disfrutando del paseo y del buen día que hacía. 
Cuando llegué a casa, ya apenas sin luz solar, en vez de tomármelo cómo un "drama" y seguir angustiada, me lo planteé cómo una aventura. ¡Tendríamos que cenar con linternas!, así fue, cenamos frío y con linternas, pero mi familia estuvo más habladora que nunca, sin tele o móviles que nos distrajesen o interrumpieran de fondo. 
Y así fue, me dormí ese día sin luz, sin información sobre el resto del mundo y con la intención de ir al día siguiente a clase. 
Después de este día, decidí hacer un ayuno digital propuesto por mí, no impuesto, y que realmente fuera 24h. 
Para ser honesta, elegí el día, no fue al azar, ya que después de cómo me sentí el día del apagón, no quería sentirme muy dependiente, o que no usar el móvil me produjera mucho agobio o ansiedad.
Cuando me desperté inevitablemente cogí el móvil, pero al tenerlo en modo avión no recibí ninguna notificación, y no me cargaban las historias, y ahí tomé conciencia de que me había planteado no usar el móvil para ocio durante 24h. 
Durante la mañana me sentía un poco rara, y cómo inquieta, con esa necesidad de querer meterme a las redes sociales y saber del mundo exterior. Pero con el paso del día me fui sintiendo mejor, tuve menos distracción a la hora de estudiar, salí a pasear a la perra, y me sentía más presente, eso sí, eché en falta hacerle alguna foto con la puesta de sol, pero no tengo sensación de arrepentimiento porque disfrutamos juntas de esa tarde y de esa luz espectacular que dejan los atardeceres. 
Al final del día sentí una sensación de alivio y orgullo, esta vez me sentí mejor que la vez del apagón, estaba más tranquila, más en paz, porque sabía que no estaba pasando nada relevante y la gente sabía que yo estaba bien, estaba en ese "retiro por 24h", entonces me sentía más enfocada en mí y en lo que hacía, sin tanto "ruido mental" o preocupaciones por noticias o situaciones externas. 
Este ayuno digital me ha ayudado a reflexionar sobre mi relación con la tecnología, entendiendo que las redes sociales, los dispositivos digitales y el internet son muy importantes y útiles en la actualidad, pero no debo centrar mi vida en ellos, o mi vida no debe depender de ellos. Creo que está bien utilizarlos, pero también saber separarnos cuando lo veamos oportuno de ellos, para reconectar con nosotros mismos. 
Después de estas experiencias me he planteado hacer más momentos de desconexión, aunque no sean por 24h, seguro que en verano, hago muchas más.
Muchas gracias por leerme, y os animo a probarlo, no perdéis nada, y ganáis mucho.  
Elisa Pérez Rojo
2ºGrado de Magisterio Infantil
Correo de contacto: Elisa.Perez6@alu.uclm.es
Grok 3. (2025). Joven maestra española paseando con un perro y una amiga cerca de la Ermita del Valle en Toledo, con un símbolo de prohibido el uso de móviles y redes sociales [Imagen generada por IA]. xAI.

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