Hay cuestiones que como futura maestra me hacen reflexionar como ¿qué se considera responsabilidad del docente?¿hasta qué punto se considera importante este trabajo socialmente?¿qué retos nos vamos a encontrar por el camino?
Sinceramente, a las cuestiones anteriores respondería muy breve, el niño en horario lectivo es nuestra responsabilidad, socialmente poco valorado y muchos desafíos por descubrir. Es más, me gustaría contar una experiencia que tuve hace unos días. Un día, un señor de edad media entre los 70-80 años me dijo que yo era un persona muy poco ambiciosa, por haber elegido una profesión poco gratificante, estas fueron sus palabras sin apenas conocerme sin saber nada de mi, simplemente que estudio magisterio. Siempre la sociedad dice que es el trabajo fácil, el más cómodo, pero ser maestro es mucho más que impartir contenidos: es acompañar, formar, cuidar y abrir caminos. ¿No es gratificante construir pequeños ciudadanos?¿No es ambicioso intentar conseguir una infancia feliz para todos aquellos niños que pasen por tus manos?¿No es gratificante un abrazo de los niños?
La educación no puede limitarse simplemente a transmitir conocimientos; debe ser también una herramienta para formar ciudadanos críticos, empáticos y comprometidos con la sociedad. Es fundamental enseñar a nuestros alumnos a dialogar, a respetar la diversidad y a desarrollar un pensamiento ético.
Desde mi experiencia como estudiante y futura docente, considero que la escuela es un espacio muy privilegiado para trabajar valores como la igualdad, la justicia y la sostenibilidad. Además, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) pueden jugar un papel clave si se utilizan con enfoque pedagógico y ético. Los foros de debate, los proyectos o los vídeos educativos permiten abrir las aulas al mundo y conectar a los estudiantes con realidades sociales distintas a las suyas.
Educar en sociedad y para la sociedad implica asumir que cada acto educativo tiene un impacto. Así que nuestra labor como maestros es sembrar conciencia crítica y compromiso social para que la transformación sea posible. Por lo que, sí, nuestra función es mucho más que pintar, jugar y vacaciones como muchos creen y nuestras responsabilidades son muchas. La educación es el reflejo de lo que somos como sociedad, pero también es la herramienta más poderosa para cambiarla.
Sin nuestra profesión no existirían otras profesiones.
Esther Mora Agudo.
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