No es posible educar acertada y adecuadamente en los centros educativos si estos no establecen complicidad con las familias. A los docentes no les queda otro camino para lograr el éxito educativo que contar con los padres para que exista coherencia entre lo que se hace en casa y en la escuela. La participación de las familias en la educación y formación de los niños es realmente necesaria, ya que, si los conocimientos adquiridos en el ámbito formal no se consolidan y trabajan en casa, el esfuerzo realizado por los docentes no habrá servido de mucho.
Nadie enseña a los padres cómo deben educar a sus hijos, y deben enfrentarse cada día a las diferentes situaciones que se presentan, solventándolas de la mejor manera posible. Los padres no son expertos en materia educativa, y muchas veces se encuentran perdidos en ciertas tareas familiares, cuestionándose si aquello que hacen, y cómo lo hacen, es adecuado o no.
Cuando la familia participa y se involucra en la educación de sus hijos el éxito educativo crece. Por ello, padres y docentes deben escucharse mutuamente y acordar qué hacer después de intercambiar información y puntos de vista. Esto implica cambiar el tipo de relación tan frecuente: los docentes 'recomiendan' y las familias obedecen o ignoran. Sin embargo, hay que tener en cuenta que no todos los padres participan de la misma forma con el centro educativo. Esto puede ser debido a su falta de interés, su desconocimiento sobre cuáles son los métodos adecuados para hacerlo o la poca iniciativa por parte del centro para conectar con los familiares.
Carolina Muñoz-Quirós Manjavacas,
2ºA de Educación Primaria en la Facultad de Toledo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por contribuir con sus comentarios a las entradas de nuestra Revista Digital.