Me gustaría hacer una reflexión sobre las plataformas digitales y su uso en el ámbito de la educación, haciendo referencia a este tiempo en el que, estando confinados en casa, niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos, tenemos que seguir con nuestro aprendizaje de esta manera. Así pues, me dispongo a redactar un artículo de opinión tras la lectura de varios artículos que tienen relación.
Según Juan Manuel Ayllón Díaz González, una plataforma de enseñanza virtual es una aplicación informática a la que se accede a través de la red, que permite a los profesores elaborar materiales docentes y ponerlos a disposición de los alumnos en internet. Las plataformas representan herramientas que complementan la enseñanza presencial y, en otro nivel, posibilitan la educación a distancia (Díaz-González, 2010).
Actualmente, como estudiante de la Universidad de Castilla-La Mancha del grado de maestro en educación primaria, puedo afirmar cómo trabajamos y qué uso se les da a estas plataformas. En primer lugar, cabe destacar que la plataforma virtual que en este sistema universitario se utiliza es el campus virtual, un servicio de apoyo a la docencia a través del soporte tecnológico del Área de Tecnología y Comunicación, en el que se ofertan espacios docentes para su uso en procesos de enseñanza virtual.
Desde la experiencia como alumna, es cierto que nuestras plataformas facilitan la comunicación y el trabajo de los estudiantes con los profesores, pues la entrega de trabajos, las dudas, los apuntes o cualquier cuestión de relevancia se puede subir y el profesor lo puede ver y evaluar. Eso sí, suele haber una fecha de entrega, como todo, y un tipo de formato y/o límite. Sin embargo, esto no quiere decir que podamos trabajar desde casa. Hasta ahora, teníamos clases presenciales en la facultad de educación, solo que en casa adelantábamos y/o terminábamos las tareas que nos mandaban para enviarlas a tiempo al campus virtual. De esta forma se complementaba el trabajo autónomo con las clases presenciales. Pero el ultimo acontecimiento que estamos viviendo a nivel mundial por la pandemia del Covid-19, estando confinados en casa, nos estamos viendo obligados docentes y alumnos a seguir nuestro aprendizaje con otros recursos digitales que nos permitan no perder el curso. Esta cuestión puede crear controversia, pues igual que la sociedad avanza a pasos agigantados, nosotros tenemos que ponernos al día y esto pone de manifiesto la competencia digital que tienen los docentes- de cualquier etapa educativa-, esa misma que, nosotros como futuros maestros estamos aprendiendo a enseñar. Con esto quiero decir, que nosotros somos los primeros que no dejamos de aprender y tenemos el futuro en nuestras manos, porque nadie nos asegura un cambio en la educación o un acontecimiento futuro como el que estamos viviendo hoy. Como todas las cosas, eso tiene sus aspectos positivos y negativos. Vamos a analizar cuáles son: Empezaremos con los aspectos positivos: permite ahorrar tiempo al docente a la hora de preparar y recopilar documentos, así como ahorrar en papel y no contaminar. Aumenta la participación de los alumnos, pues les motiva y les permite colaborar entre ellos y con el profesor, lo que mejora la comunicación entre los sujetos. Ayuda a mejorar la competencia de aprender a aprender y la de sentido de iniciativa y espíritu emprendedor, y a su vez, podemos apoyarnos de otras herramientas para ampliar o reforzar los conocimientos en el mismo momento en el que se están recibiendo, y, así aprender a discernir entre las fuentes de información fiables y las "fake news". Sin embargo, esto también tiene sus aspectos negativos como pueden ser la brecha informática y el acceso a los medios informáticos, pues recordemos esa inclusión de la que siempre hablamos, pero nunca nos acordamos de ella en estos tiempos. No todos los alumnos se pueden permitir tener acceso a internet o un dispositivo informático que le permita acceder a las plataformas para recibir las clases o tareas. También es importante tener en cuenta que el permiso a cualquier página no apta para ciertas edades es peligroso, tanto como el ciberbullying que se puede crear o la capacidad de convicción de algunas fuentes no fiables que nos influyen en nuestro criterio si no contrastamos con otras páginas. Por otro lado, la atención se puede ver afectada si aun utilizando estas herramientas no se motiva lo suficiente al alumno.
En conclusión, la sociedad avanza y con ella lo tenemos que hacer nosotros y las distintas instituciones como lo son las educativas. El cambio de metodología puede ser abrumador para los maestros, pero si se hace poco a poco, con formación y actitud probablemente podamos sacarles el máximo partido a estas herramientas que, como hemos visto, tienen aspectos muy positivos para el alumnado. Durante este tiempo de confinamiento podremos ver si realmente son útiles y quienes competentes para mantener a sus alumnos en frente de una pantalla el tiempo necesario para realizar las actividades necesarias.
Ana Chinchilla Laguna, alumna del segundo grado de maestro en educación primaria.
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