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viernes, 31 de mayo de 2019

Tecnología, metodología e innovación: claves en el futuro de la educación

La educación y la sociedad se encuentran estrechamente ligadas, de ahí la importancia e influencia que la una tiene sobre la otra y viceversa. El modelo clásico educativo, también conocido como enfoque continental o Napoleónico, propone una enseñanza basada en la exposición magistral del profesor y la asimilación de contenidos por parte del alumnado para después demostrar lo supuestamente aprendido en una prueba de evaluación de conocimientos. En definitiva, este sistema podría resumirse en “adquirir datos para después devolverlos a su fuente de origen: la escuela”. Sin embargo, últimamente la utilidad o aplicación práctica de este enfoque ha sido cuestionada por quienes se decantan hacia modelos como el nórdico o anglosajón que aboga por un aprendizaje permanente o de por vida, centrado en el proceso que realice el alumno, a quien se le concede el papel principal mientras que el profesor pierde peso. En resumen, la fórmula clave de este enfoque es “adquirir datos para aplicarlos en situaciones reales”. En este sentido, según el Informe Delors, todo proceso educativo debe complementarse, además, con la competencia emocional, lo cual se podría traducir en “emocionarse” con el aprendizaje, haciendo propia cada situación e implicándonos verdaderamente en el proceso, ya que es imposible que se produzca el aprendizaje si no existe un sentimiento favorable, o al menos  interés, hacia él. Así mismo, el mencionado informe expone que la educación se sostiene en las siguientes bases: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser. También propone la importancia de entender la educación como un conjunto o un todo que enlace lo visto en el aula con asuntos o conflictos que puedan surgir en la vida diaria. En síntesis, creo que el Informe Delors plantea dos ideas que, a mi parecer, son primordiales pedagógicamente hablando: dotar a la educación de una utilidad real y desplazar el foco de atención del proceso de enseñanza al proceso de aprendizaje.


Una vez expuesta esta idea acerca de la necesidad de cambio en el paradigma educativo, el segundo paso sería reflexionar sobre cómo llevar a cabo esta transformación. 

Una herramienta idónea con la que podemos trabajar en el aula, aunque en un primer momento los docentes nos mostremos algo reacios, son las nuevas tecnologías, ya que nos permiten trabajar otra serie de competencias que de “manera analógica” son más difíciles de tratar. Así mismo, los alumnos actuales han nacido en un mundo completamente informatizado que evoluciona de manera permanente, por ello, sería una contradicción apartar los recursos informáticos de las aulas ya que resultaría similar a cortar una prolongación de los niños o una parte esencial de su vida. En este sentido, los profesores debemos renovarnos en cuanto a metodologías se refiere, manteniendo una formación constante tanto de actitud como de equipamientos e infraestructuras. Es decir, debemos innovar continuamente manteniendo un equilibrio entre tecnología y metodología, ya que personalmente, la clave de una buena enseñanza no reside tan solo en las herramientas, sino también en el talante que presentemos los profesores. A continuación comparto un vídeo que visualizamos en clase y que refleja a la perfección la idea que os he intentado transmitir. 


Quizá os preguntéis cuál es el valor de innovar o, en otras palabras, por qué es tan importante. Las respuestas a esta pregunta son variadas, desde el reconocimiento social hasta la retribución económica, pero la más importante bajo mi punto de vista es el incremento en la motivación de los alumnos, lo cual, a su vez conduce a un mayor rendimiento.
Por último, me gustaría introducir brevemente la experiencia que en 1999 el profesor Sugata Mitra llevó a cabo en un barrio de la ciudad india de Delhi quien instaló ordenadores demostrando que los niños eran capaces de aprender en grupos de manera autónoma e incluso realizar tareas complejas si se les proporcionan las herramientas pertinentes, en este caso el acceso a Internet, es lo que él denominó aprendizaje auto-organizado, el cual se sustenta en el trabajo en grupos a partir del planteamiento de una pregunta para la cual no existe una guía preestablecida. Por tanto, la misión del docente consiste en posibilitar el entorno de aprendizaje y plantear las cuestiones que serán objeto de investigación, abandonando así su postura centrada meramente en el proceso de enseñanza. En el vídeo “Proyecto: Agujero en la pared”, del cual también dejaré un enlace al final de esta entrada, podréis informaros un poco más sobre este experimento. 

Me gustaría cerrar esta reflexión con una cita de  Jean Piaget, el cual sostenía que  "La meta principal de la educación es crear hombres que sean capaces de hacer cosas nuevas no simplemente de repetir lo que otras generaciones”.
Susana Rubio García.
Referencia informe Delors


Enlace vídeo “Proyecto: Agujero en la pared”



Imágenes recuperadas de:

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