La historia se remonta muchos años atrás (mis 14 , 15 años), como todos yo también pasé por las etapas de querer ser mil cosas: primero abogada, luego médico forense, tanatopractora, cardióloga, neurocirujana, maestra, historiadora, directora del museo del prado .... etc.
Y si, al final me quedé con maestra. La verdad yo quería hacer historia del arte, pero por cuestiones económicas y familiares no pude, por ello cuando aprobé Selectividad me jugué la entrada a la universidad eligiendo únicamente una carrera, Magisterio Primaria en el Campus de Toledo. Creo que ha sido la apuesta más arriesgada de mi vida, y me salió bien.
Entré a la carrera la penúltima, suerte la mía, y la verdad que he pensado en salirme varias veces por que no estaba agusto, estaba fuera de lugar. Ahora, después de estar dos cursos en la universidad, creo que es lo mejor que he hecho nunca, estoy aprendiendo muchísimas cosas nuevas, descubriendo como funciona el sistema educativo, como se elaboran las leyes educativas y decretos, como se realizan informes que determinan que tan bueno o eficaz es nuestro sistema y sobre todo, estoy aprendiendo a querer ser profesora y a crear mi propia visión de la docencia.
Como todos, en magisterio vi muchísimas ventajas al principio: fácil acceso al trabajo, buen sueldo, muchas vacaciones . No me fijé en más, no pensé en lo que podía ayudar ni en lo que podía influir en el futuro de los niños.
Ahora después de dos años, me da igual el dinero, las vacaciones y todas las ventajas. Quiero un trabajo duro, que me obligue a superarme, que me ayude a crecer y sobre todo que me haga ser la mejor guía posible de mis futuros alumnos.
No creo que vaya a ser la mejor maestra del mundo, ni que vaya a ganar premios a maestra del año, pero quiero enmendar los errores que se cometieron cuando yo era pequeña y sobre todo quiero crear un universo de respeto y tolerancia en estos tiempos tan tan complicados.
Carmen Mª Sánchez-Cogolludo Castellano
2ºb Grado en magisterio en educación primaria
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