Muy a menudo en nuestras aulas vemos casos de cómo un alumno al suspender un examen se frustra o se enrabieta, y esto es debido a que asocia el suspenso con un fracaso.
El fracaso, tanto académico como personal, no es algo para lo que nos eduquen hoy en día, pero por el simple hecho de que a lo largo del tiempo no se le ha dado importancia. Ahora bien, ¿están nuestros alumnos o hijos preparados para fracasar?, está claro que el fracaso es algo que todas las personas experimentan en algún momento de su vida, pero no por ello están preparados para superarlo.
Todos nos hemos encontrado con alguien que ha fracasado, pero no todos han podido sobreponerse a ello y hasta en ocasiones, ese fracaso, ha supuesto una lacra a llevar consigo en la vida. Por eso yo me pregunto, ¿es necesario una educación la cual trate como algo significativo el saber gestionar el fracaso de cualquier ámbito?
En mi opinión, es una parte de la educación que hoy en día está descuidada y olvidada, ya que, nos enseñan a convivir con la aprobación y superación de nuestras metas, pero cuando no llegamos a ellas, vemos como esto nos afecta en muchos otros ámbitos de nuestra vida o de nuestra personalidad. Los niños/as suponen un importante valor de futuro en lo que a nuestra sociedad se refiere, por lo que si les enseñamos a tomar el fracaso como algo natural y que no tiene porque ser necesariamente malo para nosotros, estaremos creando una generación de personas que no se detengan por un simple error, que tengan la absoluta certeza de que por no llegar al objetivo que tenían en mente en primera instancia, no van a detenerse ahí, sino que van a seguir hasta encontrar una solución, o simplemente aceptarán que no han podido, pero que no por eso habrán fracasado en otros aspectos o problemas que tengan.
Es importante educar a las nuevas generaciones en este sentido, ya que, hoy en día podemos ver como niños que no superan, por ejemplo, un examen, pueden suponer para ellos una piedra en el camino demasiado grande de cruzar y esto hace que se derrumben y les afecte en todos los sentidos. Un niño/a que pueda fracasar, es un niño/a que tendrá que encontrar otro propósito a cumplir, o simplemente trabajar un poco más para no volver a fallar. Podemos ver como a lo largo de la historia, han existido personas que han entendido no es sino otra oportunidad para lograr aquello que quieren, no por no conseguir aquello que querían se han detenido, simplemente les ha llevado un poco más de tiempo en conseguirlo o se han dado cuenta que no podían con ello. Pero esto no es algo perjudicial, es como una persona que tiene el talento de cantar maravillosamente pero sin embargo no es capaz de realizar un poema sencillo, lo que necesita esta persona es aprender a conocer sus limitaciones pero no por ello dejarlas de lado, tiene que practicar tanto el canto para intentar llegar a la excelencia como la realización de poemas, y aunque no lo consiga, entenderá que el camino que ha desarrollado leyendo o escribiendo le habrá supuesto un enriquecimiento personal para desarrollar otras virtudes.
Por todo esto, enseñemos a los niños y niñas a fracasar, enseñémosles que los fracasos que nosotros mismos hemos tenido a lo largo de nuestra vida, nos han servido para llegar a ser como somos y quienes somos, que es algo más de la vida, igual que aprender a ir en bici o caerse, que al final, un fracaso, sea del tipo que sea, no hará otra cosa que alentarnos a probar otras cosas y que de un fallo o error podemos encontrar cosas maravillosas.
Almudena Ucendo Olmedo.
2º B Educación Primaria.
almudenaucendo@gmail.com
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